La discípula que percibe que no percibe
Mi incredulidad en semejante criterio cinematográfico me llevó a reir y a sentarme en mi silla a mirar, terca, Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera.
Los dos chinos protagonistas casi no hablaron y los momentos intensos eran cuando salían de su islote en busca de hierbas medicinales.
En cierto modo, Evelyn tenía toda la razón.
Antes de continuar quiero hacer una aclaración que me avergüenza: no distingo lo chino de lo japonés. Para mí y visto superficialmente, las geishas, los samurais, Buda, el karate, el sushi, el ikebana, el harakiri, los supermercados que abundan en los barrios porteños y el origami son partes de un mismo todo: el oriente como antónimo.
Cuando miré Primavera..., así como cuando miré El viaje de Chihiro o El tigre y el dragón sentí que hay algo que yo, por mi calidad de occidental, no percibo. Entendí cada una de esas películas, mas algo se me escapa.
Y cuando leo un haiku, esa carencia de percepción se agranda. Dicen que un haiku es un poema de tres lineas en el que se cuenta lo que sucede aquí y ahora. Entonces, yo leo, por ejemplo
Un viejo estanque;
se zambulle una rana,
ruido de agua
(Matsuo Basho)
y juro que no percibo nada fascinante en esas palabras. Y estoy hablando de un tipo de poema que despierta, en mi mundo occidental, pasiones insospechadas.
Hay un cuento sufí:
El discípulo le pregunta al maestro:
- ¿Qué es la sabiduría?
El maestro le dice:
- ¿Qué ves ahí?
- Una montaña - contesta el aprendiz. El maestro se enfurece, lo insulta, le pega y lo echa.
Al día siguiente se encuentran en el mismo sitio.
- ¿Qué ves ahí? - vuelve a preguntar el maestro. El discípulo piensa; la respuesta "una montaña" ya fracasó. Sin embargo, decide ser fiel a lo que ve.
- Una montaña - contesta.
El maestro, esta vez, sonríe y aprueba la respuesta.
Creo que Oriente sabe algo que Occidente ignora. Un detalle en la percepción de las cosas, tal vez.
Pero de algo estoy segura: cuando leo un haiku, veo tres líneas de sencillez extrema y vacua.
Y veo eso aunque el maestro se enfurezca, me insulte, me pegue y me eche.
Y aunque nunca jamás apruebe mi respuesta.