30 septiembre, 2007

Media docena de balas

Nació prematuro y al borde de la muerte. Vivió, sin embargo.
Ya más grande pero aún niño, estuvo a punto de romperse la cabeza mientras intentaba cruzar a salto un pozo grande y profundo.
Fue soldado en una guerra que le dejó como souvenir un balazo en una pierna, otro en el pecho y otro en un hombro; sin contar las cicatrices, salió ileso. En esa misma guerra pasó hambre y frío en cantidades dolorosas.
Cuando finalizó la época bélica, pasó a trabajar como guardia personal del Presidente de turno. Sobrevivió a un intento de envenenamiento y a dos balazos más. Se enamoró de una mujer que ya tenía hombre y estuvo a un instante de fallecer de amor y de un balazo que le disparó el marido de la dama. Realizó una fiesta en honor a la media docena de balas recibidas, y durante el festejo se atragantó con un hueso de pollo que lo dejó sin aire muchos segundos.
En su ancianidad, un cirujano logró desposeerlo por completo de un tumor para nada benigno.

El día de su cumpleaños número 101, la Muerte volvió a mirarlo a los ojos. Lo contempló y lo vio demasiado viejo. La Muerte suspiró y antes de marcharse sola como vino le dijo
- Estabas destinado a morir joven.

27 septiembre, 2007

Catálogo de personalidades

Puedo ser generosa, intempestiva, lejana, inentendible, simple, cóncava, aérea, maderosa, dulce, tormentosa, solitaria, colorida, áspera, llana, transparente, rústica, terrestre, plateada, lunática, estelar, subterránea, navegable, sentimental, racional, animal, imperfecta, deseable, imposible.

Usted puede optar por cualquiera de ellas. Los resultados varían. De no estar disponible la personalidad encargada, se le enviará otra bien bonita. Si usted desea más de una personalidad a la vez, los riesgos de esquizofrenia corren por su cuenta.
Hoy soy generosa, así que se aceptan reclamos y devoluciones.

24 septiembre, 2007

Dame sangre pa' vivir

Ayer me puse a pensar en vos. No fue planeado, no lo tenía agendado, por supuesto que esas cosas no funcionan así. Sucedió que de golpe sentí que la soledad duele más en la garganta, y se me ocurrió que esa ocurencia parecía más tuya que mía; digo, que te imagino diciendo que la soledad te agarrota la garganta y me imagino a mí contestándote que sí pero que no podemos vivir como si eso fuera todo. Pero no lo dijiste vos, lo dije yo, así que no se qué contestarte, si en realidad no dijiste nada.
Todo empezó el otro día (bueno, no, las cosas nunca empiezan donde parecen que empiezan sino mucho antes pero ahora quiero situar un hecho concreto) cuando fui a sacar una entrada para un recital. Es decir: una entrada. Voy sola a un recital. Y pensé que nadie va solo a un recital, que los recitales fueron creados para ir de a multitudes o de a dos, y me agarró una angustia y se me cerró la garganta, y estuve así un buen rato. Luego mi instinto de autorescate me hizo ver que lo terrible sería dejar de ir a ese recital por el simple hecho de no querer ir sola, es decir que si dejara de hacer cosas porque no tengo quien las haga conmigo, ahí sí estaría bien jodida y sin vuelta atrás.
Igual me dieron ganas de batallar contra la soledad. Creo que los medios más efectivos para dejarla en jaque son el enamoramiento y el amor. Acá es bueno separar los tantos: el enamoramiento hace tambalear a la soledad, y el amor la destierra. No es lo mismo.
Entonces me puse a pensar en vos, y en que es una verdadera lástima que lo nuestro no sea amor.

21 septiembre, 2007

Personal e intransferible

Todo es personal, explicaba, sereno, don Vito Corleone cada vez que sus muchachos le preguntaban por qué se tomaba tan a pecho las problemáticas ajenas. Corleone sentía, por ejemplo, que si alguien estafaba al panadero de su barrio, ese panadero se vería obligado a cerrar la panadería y don Vito Corleone se quedaría sin el pan de esa panadería, que tanto le gustaba. Entonces, don Vito Corleone se encargaba de solucionar problemas ajenos como si fueran propios.
Si bien no avalo ni de lejos la metodología del Don a la hora de reducir los problemas del mundo, coincido en su creencia de que todo es personal. Ejemplo: un matrimonio al que no conozco va al cine. La película es indiscutiblemente para adultos, imposible de confundir con Bob Esponja o Shrek. Se trata de una película oscura, lenta, pesada, hablada. El matrimonio entra a la sala cargando en brazos un balde de pochoclos, otro de papas fritas y una niña de cuatro años. El matrimonio observa que hay filas y filas vacías, pero el matrimonio elige sentarse justamente en la butaca que se encuentra al lado de la que yo ocupo. Por supuesto, la niña se aburre, come haciendo el mayor ruido posible, se queja, patalea y habla durante toda la película. El matrimonio, ni mú.
Eso fue personal.

Mi hermana encontró en el asiento del colectivo un papel con algo anotado. Decía:
jugar al 1987 - comprar azufre.
Jugamos al 1987, claro. No ganamos nada, pero como todo es personal, también compramos azufre. Por si acaso.

16 septiembre, 2007

Perspectiva

Ahora que el mar de tu voz
sólo es espuma
ahora que no dolés
como llagas en todo el cuerpo
ahora que no intento descubrir
qué oculta tu doble fondo
ahora que leerte entre líneas
es mirar un papel en blanco
ahora que mis insomnios tortuosos
no me observan con tus ojos
ahora, en este instante,
si te escribo es sólo
por falta de musas.

12 septiembre, 2007

El mástil (una boa que se comió a un elefante)

El niño tenía un talento especial para ver presagios en borras de café y guirnaldas de flores en yuyales secos. Si alguien le mostraba el dibujo de un sombrero, él veía a un elefante adentro de una boa.
Se acercaba el día de la bandera y la maestra les encargó una tarea: dibujar la bandera argentina. El niño tomó su crayón celeste y dibujó dos rectángulos exactos, cuidando de dejar un espacio blanco en el medio, en donde plasmó un radiante sol amarillo. Una vez que la bandera estuvo terminada, el niño pasó al mástil. Decidió hacerlo como si fuera un arco iris de setenta y siete colores, un mástil brillante, alegre y colorido, dignísimo de la bandera que exhibía.
La maestra vio el mástil primaveral y puso el grito en el cielo: tanto color era una ofensa a los símbolos patrios. Ella misma tomó un papel glacé de un respetuoso tono marrón oscuro, lo recortó y le ordenó al niño pegarlo sobre el mástil de la infamia.

El niño siguió viendo presagios en borras de café, pero desde ese día lo hizo en soledad. Si acaso alguien le pregunta, él contesta que en el fondo de la taza sólo hay una mancha húmeda y de un tono marrón oscuro.

09 septiembre, 2007

Late tranquilo

En estos últimos tiempos tengo la sensación de que se están muriendo todos.
Göttling, Fontanarrosa y otras personas que particularmente no me afectan tanto pero que aunque no me afecten entiendo que aportaron una cuota personal y valiosa a la parte del mundo que está hecha de talento y luz.
Y aunque a veces me paso de optimismo no puedo dejar de preguntarme qué queda. Quién queda. Cómo será la parte del mundo hecha de talento y luz dentro de treinta años.
Me pregunto, aunque jamás lo admitiría frente a los viejos prejuiciosos, si quienes somos jóvenes somos capaces de tanto; me pregunto si podemos aportar una cuota de talento y luz lo suficientemente grande como para que esa parte del mundo lata tranquila por varias generaciones.
Entonces escucho que los muchachones de Marea cantan cosas como

son camaleones vestidos de oveja
los ojos traidores que enredan madejas
robando colores de los corazones de los que se dejan
pero del nuestro no,
que late tranquilo sabiendo que salen
detrás de sus hojas cientos de alacranes
que cuidan de que esté siempre en flor

y al percibir una oleada de claridad me permito analizar las canciones de estos muchachones con rigurosidad de cirujano, las doy vuelta, las desarmo, le busco el defecto, el verbo mal puesto, la rima absurda; no sea que me ilusione y luego el cofre suene a hueco.
Pero no encuentro más que palabras que ya quisiera yo que fueran mías.

Y la claridad encontrada me nutre el optimismo y pienso que esa parte del mundo que está hecha de talento y luz seguirá latiendo, que hay personas que están lejos de ser próceres porque brillan hoy, en este mismo momento.

07 septiembre, 2007

Dios los cría

En mi casa tengo una mesada sobre la que bambolean dos pilas de libros. Hoy calculé mal las distancias y sin querer les pegué un codazo; unos cuantos libros cayeron al suelo, convirtiendo mi piso en un caos de hojas. Cuando me dispuse a juntarlos ya era tarde: los personajes de cada libro aprovecharon el desorden para mezclarse entre ellos y crear en el living de mi casa una ficción aparte.

Florentino Ariza y Jorge Allen escribían a dúo un sartal de poemas amorosos. Christopher Boone pretendía ayudar a Sherlock Holmes, quien dedujo que la persona que atacó por la espalda al coronel Aureliano Buendía para robarle los pescaditos de oro no había sido Sirius Black sino Gualterio Malatesta. Íñigo Balboa contemplaba con devoción a Remedios la Bella mientras pensaba que, en comparación, Angélica de Alquézar se le daba un ardite. Hermione Granger escuchaba con deleite la historia acerca de un escritor maldito que le narraba Daniel Sempere. El mago Rizutto sacaba palomas del talego de huesos de Rebeca bajo la atenta vigilancia de Kinsey Millhone, que trataba de descubrir dónde estaba el engaño. Fermín Romero Torres elogiaba a los gritos los animalitos de caramelo de Úrsula Iguarán, y el Ángel Gris sobrevolaba Macondo para ver si su canasta llena de sueños lograba atenuar la peste del insomnio.

Yo estaba anonadada. Mi casa se había convertido en una novela.
- ¡Hala, hala! ¡Cada uno a su libro! Ustedes confunden libertad con libertinaje - bramé, más por defensa frente a lo inesperado que por verdadero disgusto.
Un segundo después ya no había nadie.
Hubiera jurado que lo soñé, de no ser por el San José de yeso que alguien olvidó en el patio y que, seguro, pronto volverá a reclamarlo.

04 septiembre, 2007

Y a veces, de nadie

Lo bueno de septiembre es que de a poco se va terminando la honda soledad del invierno. Lo malo es que de a poco se va acercando la honda soledad del verano. Porque el verano es lindo cuando atardece y refresca y cantan los grillos y el pasto se humedece y la gente saca las sillas a la puerta; pero en el verano de las dos de la tarde, en el verano del bochorno incansable, el mundo parece un rincón abandonado. Claro que no es mi intención hacer apología de la inconformidad sino asegurar que la soledad es atemporal, corrosiva y persistente.

Soy solitaria. Puedo estar sola y en silencio sin acobardarme frente a mis voces interiores. Soy solitaria o huyo de las muchedumbres.
Pero hay un límite que no me gusta pasar, que me da miedo pasar, y aparece cuando la soledad deja de ser un beneficio y se convierte en un muro que me separa del resto de las cosas. De un lado yo, del otro lado quién sabe.
Es entonces cuando huyo de las muchedumbres: ahí nunca hay nadie.
Soy solitaria pero busco personas todo el tiempo. Busco que me llenen, que me rebalsen.
A veces lo consigo, sólo a veces.

Será un verano duro.