29 julio, 2009

Zapatillas

- ¿Quién habrá puesto esas zapatillas ahí? – preguntó Julián, señalando el calzado gastado que alguien había dejado en el punto más alto del tejado de doña Rosa. La tarde venía aburrida, típico atardecer dominguero de sol y quietud. Julián, Pablo y Nino habían asegurado a sus padres que los deberes ya estaban hechos, para así poder salir a jugar un picadito en la calle; ahora, con todos los partidos ganados, se sentaron en el cordón de la vereda para fingir que hacían algo y estirar al máximo el momento de bañarse y armar la deprimente mochila para el día siguiente.
- Un ángel, a lo mejor – contestó Nino.
- Los ángeles no usan zapatillas. Y además no existen – retrucó Pablo. Nino se encogió de hombros.
- Un hombre volador, entonces.
Julián y Pablo se miraron.
- Los hombre no vuelan – dijo Julián, exasperado – Para mí que el hijo de doña Rosa subió con una escalera y dejó las zapatillas ahí.
- ¿Y para qué iba a hacer eso el hijo de doña Rosa? – preguntó Nino.
- ¡Yo que sé! Pero es una idea mejor que la tuya. Al menos el hijo de doña Rosa tiene una escalera. ¿Vos cómo sabés que los ángeles existen?
Nino volvió a encogerse de hombros y no contestó. Julián y Pablo esbozaron una semi sonrisa triunfal, mientras se levantaban del cordón y se despedían hasta el día siguiente, sin querer pensar en la escuela. Una vez solo, Nino tomó envión, levantó vuelo, se posó sobre el tejado, agarró las zapatillas y volvió a su casa caminando. No podía jurar que los ángeles existen, tampoco le interesaba hacerlo, el asunto era que alguien andaba por ahí descalzo, pensó Nino, y él guardaría el calzado hasta que ese alguien apareciera, y luego guardaría el secreto, porque total, quién quiere contar algo que nadie va a creer.

23 julio, 2009

El tercer hombre

Resultó que el Edén tenía una entrada en el escote de Mónica; ella no lo sabía, o fingía no saberlo. El primer hombre que atravesó esa puerta enloqueció a causa de la maravilla y huyó a tierras menos generosas. Hay personas que no soportan lo imposible.
El segundo hombre recorrió el lugar, primero con asombro y luego con codicia, y quiso ser el dueño de semejante exquisitez. Mónica, que además de ser paradisíaca tenía un carácter de trazo grueso, lo expulsó para siempre.
El tercer hombre entró al jardín de las delicias y salió de él feliz pero sin las exageraciones del muerto y del avaro. Mónica lo miró, extrañada.
-¿No vas a decir nada del paraíso?
-¿Qué paraíso? –contestó él, acariciándola.
Mónica, por primera vez, suspiró con alivio.

18 julio, 2009

Orgulloso Luzbel

La rebeldía denota tanto apego como la obediencia. (Jed Rubenfeld).

No me gusta la Biblia: todos son pecadores, menos el que escribió el Libro. (Homero Simpson).

Yo no estuve ahí, no puedo jurar que haya ocurrido así; la historia cuenta que en un momento determinado, al arcángel Luzbel se le subieron los humos a la cabeza y quiso ser como Dios. Para lograrlo, decidió rebelarse: no acataría más órdenes. Los dioses no le rinden cuentas a nadie. Y la historia dice que Dios, enfurecido, expulsó al orgulloso Luzbel del paraíso y lo mandó derecho al infierno.
Tal vez sea porque no soy diosa, pero me parece que el castigo no hace juego con el crimen. Si Luzbel quiso ser como Dios, es porque Luzbel admiraba a Dios. ¿Y Dios lo manda al infierno? No, el castigo no encaja en el crimen. El alumno debe superar al maestro, o al menos debe intentarlo. Es una ley tácita. El maestro no puede asombrarse ni, mucho menos, ofenderse. Si el alumno supera al maestro, es porque el maestro hizo muy bien su trabajo. La historia continúa: Luzbel, ya Lucifer, se convirtió en la personificación del Mal. Si quieren que les sea sincera, creo que si alguien (dios o no dios) me envía al infierno, yo no voy a resurgir con ganas de regalarle flores. Se convirtieron en demonios los ángeles que nadie quiso, dice una canción. Y yo no justifico, pero entiendo.

O tal vez ésa es la historia que nos contaron, pero no es la verdad absoluta (suponiendo que exista eso). Tal vez Dios, inteligente como nadie (vamos, es Dios), entendió que en un mundo perfecto, llegaría un momento en que un enemigo se alzaría contra Él. Y tal vez Dios decidió prevenir antes que curar, y creó un enemigo propio, un enemigo que le perteneciera, sangre de su sangre, a su imagen y semejanza, y para ésa, la misión más enorme y más astuta, eligió a su lugarteniente más fiel: el bello Luzbel. Luzbel ocuparía el lugar vacante: el de la otra cara de la moneda.
Yo no estuve ahí, no puedo jurar que haya ocurrido así. Y no justifico, pero entiendo.

12 julio, 2009

El rescate

Quería suicidarse, y por eso se paró al borde del precipicio. El mundo es injusto conmigo, se dijo a modo de excusa, sin pensar que absolutamente todo es injusto para alguien, y en medio de lo que sería su último llanto se gritó ¡Te odio!, como si se estuviera mirando en un espejo. Segundos después, ya con un pie en el aire, el eco le contestó ¡Te amo!, y él quedó suspendido entre la vida y la muerte, porque la duda se había desplegado como un puente. Con la garganta tapiada de lágrimas dio un paso atrás y luego otro y se fue a su casa acompañado por su instinto de supervivencia, que siempre tuvo la palabra justa.

06 julio, 2009

Dulce niño mío

Así entré paso a paso en tu mundo, y te di una patada en el mente. Y soy el único testigo de la naturaleza de mi crimen. (Guns & Roses, Don’t damn me).

La primera vez que escuché Simpatía por el diablo debía tener once o doce años; era la versión de Guns & Roses, y yo pensaba que era la única, la original. Luego, cuando me dijeron que no, que era una canción de los Rolling Stones, quise conocerla. Entonces la oí, y sentí que era injusto. Esa canción merecía ser de Guns & Roses, porque en la voz de Mick Jagger quedaba grande. En esa canción, Mick Jagger me pareció un tipo débil, un rockero menor. Claro que esto puedo decirlo ahora; hace quince años no habría podido explicarlo así. En ese entonces simplemente lo sentí. Lo sentí, y no fui consciente de Axl Rose. Axl Rose era una sensación, era lo que convertía a Mick Jagger en alguien indigno de su propia canción. Nada más.
Ahora, en la distancia, lo percibo distinto. Ahora, que el rock parece una leyenda medieval, una promesa de una dimensión lateral, un latido de gorrión, Axl Rose es otra cosa. Sigue siendo otra cosa. Es esencia, no apariencia. No finge trueno y garganta. No finge un carisma huracanado. No finge belleza lasciva. Es todo eso. No construye ni construyó a partir de lo que se supone que debe ser el rock; un tipo que hace lo que le dicen nunca supera al maestro, y Axl Rose es el hombre que logró que Mick Jagger pareciera débil. Axl Rose es un imposible. En los noventa fue él, y después de él vinieron los demás, los de ahora, los que intentan llegar, los que quieren. Fue vanguardia, chico malo, símbolo sexual, demasiado joven para morir, moda, influencia, simpatizante del diablo, dulce niño mío, conquistador de la inmortalidad.

Ahora quiero ver quién es el próximo. Ahora quiero ver, necesito ver, quién es el que hace que el latido de gorrión se transforme en terremoto.

01 julio, 2009

Otra noción de patria

“...los hombres de pésima voluntad
todo lo postergan
tal vez por eso no hacen casi nada
y ese poco no sirve”. (Mario Benedetti, Otra noción de patria).


El domingo pasado hubo elecciones legislativas en Argentina; se renuevan las cámaras de diputados y senadores. En Buenos Aires ganó el macrismo; el macrismo tiene tres protagonistas: Mauricio Macri, Gabriela Michetti y Francisco De Narváez. Les hablaré un poco de ellos.

Mauricio Macri es el jefe de gobierno porteño. Es éste.

Gabriela Michetti era la vice jefa de gobierno porteño, ahora es diputada por la Capital. Lo primero que llama la atención en ella, a simple vista, es la parálisis de sus piernas. Debe moverse en silla de ruedas. Esto no debería decir nada en sí mismo, pero yo siempre sospeché (y ella lo admitió hace poco) que esa particularidad la benefició a la hora de recaudar votos. Entiendo que es un punto sensible: ¿cómo hacés para criticar a alguien por votar a una persona con cierta discapacidad? Se supone que los discapacitados (y en la mayoría de los casos es así) son los más perjudicados. No consiguen trabajo, se les dificulta la movilidad, etc. Resulta fácil pensar que una gobernadora discapacitada tendría más voluntad a la hora de evaluar los derechos y necesidades de quienes son como ella. Pero yo, que soy antimacrista, desconfío de todo aquel que se una a Mauricio Macri. Tenga o no tenga alguna discapacidad.
Al margen de esto, Gabriela Michetti es una persona a la que, cuando le preguntan cuáles son sus proyectos para la ciudad, contesta: “Eh... no, bueno, yo creo que yo.. eh... sería ridículo mencionarte algún proyecto porque... eh.. ahora, yo... “.

Francisco De Narváez es un empresario muy exitoso que era diputado. Y se postuló, ahora, para ser diputado (¿?). Se rumorea por ahí (lo llamaron a declarar y todo) que está involucrado en un asunto de tráfico de efedrina. Dejando eso de lado (imaginemos que se puede dejar eso de lado), es un hombre que, cuando le preguntan cuáles son sus planes y proyectos para la provincia de Buenos Aires, contesta: “Jajaja” (así de siniestro), y que en medio de un discurso político grita: “¡Alica, alicate! ¡Quereme, querete!” (así de patético, triste, imbécil, imperdonable, insultante, cómico, casi inexplicable).

Una última cosa: en la campaña de hace dos años por la jefatura de gobierno, el slogan de Macri era “Va a estar bueno Buenos Aires”. Macri ganó, es jefe de gobierno. Estos días pasados, en la campaña para las legislativas, en un spot publicitario, Macri dijo, como si fuera ajeno: “Va a estar bueno Buenos Aires”.
Yo no sé qué argumentos tendrá la mayoría, aquella que volvió a elegir al macrismo. A mí, particularmente a mí, no me gusta que me tomen por idiota.