25 febrero, 2009

Un mundo de fábula

Le habían dicho que tras el espejo se escondía un mundo de fábula. Ninfas, magos, fuentes de la fortuna eterna, paraísos a montones, cautivadoras doncellas que homenajeaban a los forasteros con jarras de vino y fruta fresca. Harto de su vida lúgubre, de su vida de oficina y relojes crueles, tomó envión y atravesó el espejo del dormitorio. Del otro lado lo esperaba un hombre que leía el diario sentado en una butaca, en una habitación sin ventanas.
-¿Ya dejaste de odiar a todas esas personas que no podés ser? –le preguntó el hombre. Él negó en silencio y volvió a su mundo cotidiano, cabizbajo y convencido de que en el espejo, de uno u otro lado, nunca encontraremos nada que no llevemos puesto.

18 febrero, 2009

El Club de los Feos

Anuncio con placer y gratitud que Revista Letralia publicó, en su número 204, mi cuento El Club de los Feos. Quien quiera leerlo puede entrar aquí.

Y también les cuento que el gran Mateo Alonso Ferrera acaba de publicar Entre los tilos, su primer libro de relatos. En venta aquí.
Se los recomiendo con fervor.

12 febrero, 2009

Ventajas y desventajas de los castigos divinos

Si ingiero comida hasta reventar, me indigesto.
Si mantengo relaciones sexuales de manera indiscriminada y sin cuidarme, es muy probable que me contagie alguna enfermedad venérea.
Si ahorro hasta el último centavo que gano sin permitirme algunos placeres de consumo, llegará un momento en que descubriré que tengo demasiado dinero para una vida ya desperdiciada.
Si me mantengo inmóvil o me muevo con desgana perpetua, me echan del trabajo.
Si me enfurezco ante el menor inconveniente, en ocasiones hasta hacer que los demás me teman, me quedaré sola.
Si deseo destruir el éxito que no me pertenece y actúo para lograrlo, nadie querrá compartir sus cosas conmigo.
Si me manejo como si fuera invencible y no concibo la posibilidad de una victoria ajena, ganaré en buena ley la burla y el desprecio de los demás.

Si los analizo con frialdad, los castigos por caer en la tentación de los pecados capitales (gula, lujuria, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia) me suenan más a consecuencias negativas y lógicas de mis propios actos que al enojo de un dios ofendido.
Entiendo que resulta mucho más cómodo culpar a un tercero, sea dios o humano, que hacerse cargo de los propios errores. Nadie quiere admitir un yerro; todos preferimos decir me agarré sífilis porque él no usó presevativo o me agarré sífilis porque Dios castigó mi lujuria, antes que admitir me agarré sífilis porque soy una irresponsable.
El problema, el gran problema de pasarle nuestra cruz a quienes tenemos al lado es, aparte de la terrible falta de respeto que supone tirarle al otro una carga que no le corresponde, la pérdida de la propia libertad. Si le paso a otra persona la culpa de lo que hice, también le estoy pasando el derecho a decidir qué debo hacer. Nada nos hace tan libres como la potestad sobre nuestras vidas.
Yo no sé el tuyo, pero mi dios me quiere libre. Y yo no sé vos, pero yo elegí a un dios que acepta y celebra mi libertad. Porque cuentas claras conservan la amistad, me parece.

07 febrero, 2009

Primitivo ramo de orquídeas en papel


Estoy muy contenta. Ayer, Primitivo ramo de orquídeas salió a la venta en papel, mediante el modo POD (impresión bajo demanda). Quien quiera adquirirlo o curiosear, puede hacer click aquí, en el sitio web de Editorial Libros En Red.

Quiero agradecer a todos por acompañarme también en este proyecto, y por el éxito de mi libro en sus versiones digitales. Me emociona y me alienta.

Y quiero agradecer a Stefano Valente, por haber realizado esta maravillosa traducción al italiano de mi texto Breve carta desde el desierto.