Harén
Sumergida en el aromático encierro del harén, la bella Zaira pasaba sus días entre golosinas y siete velos. No era la odalisca más joven, ni la más dócil ni la más rebelde; Zaira se perdía entre las curvas y los caprichos de sus compañeras de cautiverio sin sobresalir por encima de ninguna de ellas. Una vez cada dos meses, días más, días menos, el Sultán dejaba caer un pañuelo de seda frente a Zaira, y esa noche Zaira debía asistir al lecho del Sultán.
No podía decirse que fuese una mujer infeliz. Es difícil ser infeliz cuando uno se acostumbra a su destino, y lo acepta sin preguntarse qué cosas habrá más allá de lo ya revelado. Paseaba por los jardines magníficos, comía dátiles y otros frutos, acariciaba a los tigres mansos que patrullaban los pasillos del serrallo. Su único deber era estar siempre disponible por si el deseo del Sultán reclamaba su compañía. Si bien la presencia del Sultán no se le antojaba irresistiblemente placentera, sí le resultaba agradablemente amena, y eso era suficiente para Zaira.
Las sesenta mujeres del harén eran asistidas y vigiladas por un selecto grupo de eunucos que consentían todos sus deseos sin cuestionar dificultades o delirios de grandeza. Entre los eunucos se encontraba Farid, un joven de rostro simpático y voz dulce, que soportaba su condición de casi hombre con resignación de león destronado. Farid bañaba y vestía a las odaliscas, les preparaba cenas suculentas, les contaba cuentos de lámparas mágicas y alfombras voladoras, les daba masajes con aceites de vainilla. Y Zaira lo contemplaba desde su discreto lugar entre la multitud. A veces, cuando la atención de Farid caía sobre Zaira, la muchacha se sentía sultana. Y cuando Zaira se sentía sultana, Farid se sentía hombre. Y si bien ninguno era infeliz por separado, juntos lograban un estado de plenitud que los sorprendía y los iluminaba.
Zaira y Farid comenzaron a coordinar deberes y ocio para que sus encuentros parecieran ser obra de la inexistente casualidad. Juntos se recostaban en el patio a mirar las estrellas de las noches más hermosas del mundo, bajo la serena mirada de los tigres mansos que, en esas ocasiones, jugaban a ser perros de buena familia. Inventaban historias de amor imposible entre odaliscas y eunucos, y luego las hacían verídicas frente a la misma nariz del Sultán, que no sospechaba nada porque creía que amar era poseer y ser poseído.
Cuando el Sultán legó el trono a su primogénito, Zaira y Farid fueron desplazados por mujeres frescas y castrados fuertes. La jubilación los encontró juntos y plenos, y el nuevo Sultán, ignorante de la unión, obligó a Zaira a servir a las nuevas muchachas, y a Farid a servir a Zaira. Mientras las mujeres pasaban sus días sumergidas en el aromático encierro del harén, Zaira y Farid las entretenían cocinándoles cenas suculentas, dándoles masajes con aceites de vainilla, y contándoles historias de amor imposible entre odaliscas y eunucos.
No podía decirse que fuese una mujer infeliz. Es difícil ser infeliz cuando uno se acostumbra a su destino, y lo acepta sin preguntarse qué cosas habrá más allá de lo ya revelado. Paseaba por los jardines magníficos, comía dátiles y otros frutos, acariciaba a los tigres mansos que patrullaban los pasillos del serrallo. Su único deber era estar siempre disponible por si el deseo del Sultán reclamaba su compañía. Si bien la presencia del Sultán no se le antojaba irresistiblemente placentera, sí le resultaba agradablemente amena, y eso era suficiente para Zaira.
Las sesenta mujeres del harén eran asistidas y vigiladas por un selecto grupo de eunucos que consentían todos sus deseos sin cuestionar dificultades o delirios de grandeza. Entre los eunucos se encontraba Farid, un joven de rostro simpático y voz dulce, que soportaba su condición de casi hombre con resignación de león destronado. Farid bañaba y vestía a las odaliscas, les preparaba cenas suculentas, les contaba cuentos de lámparas mágicas y alfombras voladoras, les daba masajes con aceites de vainilla. Y Zaira lo contemplaba desde su discreto lugar entre la multitud. A veces, cuando la atención de Farid caía sobre Zaira, la muchacha se sentía sultana. Y cuando Zaira se sentía sultana, Farid se sentía hombre. Y si bien ninguno era infeliz por separado, juntos lograban un estado de plenitud que los sorprendía y los iluminaba.
Zaira y Farid comenzaron a coordinar deberes y ocio para que sus encuentros parecieran ser obra de la inexistente casualidad. Juntos se recostaban en el patio a mirar las estrellas de las noches más hermosas del mundo, bajo la serena mirada de los tigres mansos que, en esas ocasiones, jugaban a ser perros de buena familia. Inventaban historias de amor imposible entre odaliscas y eunucos, y luego las hacían verídicas frente a la misma nariz del Sultán, que no sospechaba nada porque creía que amar era poseer y ser poseído.
Cuando el Sultán legó el trono a su primogénito, Zaira y Farid fueron desplazados por mujeres frescas y castrados fuertes. La jubilación los encontró juntos y plenos, y el nuevo Sultán, ignorante de la unión, obligó a Zaira a servir a las nuevas muchachas, y a Farid a servir a Zaira. Mientras las mujeres pasaban sus días sumergidas en el aromático encierro del harén, Zaira y Farid las entretenían cocinándoles cenas suculentas, dándoles masajes con aceites de vainilla, y contándoles historias de amor imposible entre odaliscas y eunucos.
62 Comments:
Amor del bueno.
Del difícil.
Un cuento exquisito.
Besos.
Qué lindo cuento, Gilda.
Un beso
Muy lindo cuento, Gilda. Lleno de magia y de esa luz irreal de las Mil y Una. Te dejo un beso,
Javier
linda historia.me gustó mucho. destacaría la siguiente frase :Es difícil ser infeliz cuando uno se acostumbra a su destino, y lo acepta sin preguntarse qué cosas habrá más allá de lo ya revelado.
un saludo y feliz año
¡Brava Gilda!, una storia squisita
¡Que tierno!
Adorei! lindo conto!.....
Perfeito.
Me ha gustado mucho, sobre todo el recurso literario de usar las misma frases en distintos puntos de la narración sobre tan profundo amor, tan claro y abierto que pasaba desapercibido.
Me gustan los finales felices, la posibilidad de alcanzar la placidez otorgada a los seres de ficción.
quién fuera odalisca para recibir las atenciones de Farid y Zaira. Feliz año de mágicas historias, dulce Arcángel
Oh cielos, no dejaba de pensar e los encuentros furtivos de estos dos personajes...(guarra que es una...)
Besicos
Y yo que siempre había soñado con tener un harem...
Besos, gran relato.
Hay matrimonios que matarían por una décima parte de ese cariño.
Feliz año Gilda, que el 2009 sea un cuento con final feliz.
Cada tantísimo me gusta escribir finales felices.
:)
Apapachos a todos.
Preciosa historia de amor Gilda.
Me sorprendió tu feliz final, gratamente, por supuesto.
Mil besos, para mil y un cuentos más.
Me da por pensar en cómo nadie se daba cuenta de sus encuentros, eso sólo debe pasar cuando el amor es tan grande que es capaz de tranformarse en sutileza...supongo...
;)
Besicos
Amor, un poco triste, pero amor al fin y al cabo. Y después de todo ¿quién puede decir si algo es triste o no, si no lo es para sus protagonistas?
Un abrazo
¡Hola amiga!, vine a dejarte mis mejores deseos para el nuevo año. Espero que hayas pasado unas fiestas estupendas y que ahora los Reyes se porten muy bien contigo. Como has sido buena, seguro que te traen muchos regalitos. Je, je, je.
Decirte también que fue una suerte para mí encontrar tus palabras en el 2.008 y que es un placer leerte. Así que no te vas a librar de mí en el futuro. Je, je, je.
Un beso muy fuerte, cuídate mucho y que te vaya bonito. Hasta pronto.
Que bello cuento de amor... sin sexo. Que dificil.
Besitos varios.
buenas gildis..que lindo cuento..me hizo senbtir bien:)
un beso y nos vemos el martes....
¿Sabes qué, amiga? Me preguntaba, mientras te leía, si era el haber estado metida de lleno en tu libro lo que había hecho que, de pronto, hubieras dado diez pasos adelante. En lo que a literatura se refiere. Me preguntaba si era eso o qué era. Porque lo cierto, Gilda, es que daba la sensación de leer a alguien muy grande. Y no me alinterpretes: no es que antes no lo fueras, es que ahora te sales.
Me ha gustado mucho el cuento. Y, como te digo, me parecido de una madura exquisitez tu forma de contarlo.
Te abrazo.
No estoy en mi ordenador y las teclas bailan solas. Quise decir malinterpretes* y me ha* parecido.
Te abrazo de nuevo.
Para mi seria un destino triste, saber que la religión y mis circunstancias han decidido por mi, sin darme opción.
Seria nacer como marioneta,
algo asi.
M.
Que bonita historia, muy tierna. Un beso
Recordè algo de mi infancia. Y creo que lo que pasó en mi recuerdo fue el deseo de que me hubiera gustado que alguien como tú estuviera a mi lado, narrándome sin parar nunca.
Obvio, esto significa que me gustó tu cuento.
Y me llegó lo que escribiste sobre la infelicidad y el destino.
Abrazos preciosa.
Oh! Que bella historia, de las que siempren arracan una sonrisa. Buen comienzo de año este, con amor del bueno :)
Q tengas un año lleno de bonitas historias Gilda, y que nos maravilles con las que a ti se te ocurran :D
Efectivamente , lo esencial no es poseer o ser poseido.
No puedo decir que la historia me parece triste porque lo que he sentido al leerla es que habla de dos ganadores, consiguieron lo imposible.
Besos
Fusa: lo curioso es que este cuento lo escribí hace meses. No lo incluí en el libro porque cuando hice la selección, este cuento se hallaba en concurso.
:)
Apapachos a todos!
Este relato huele a cúrcuma y a cardamomo.
Un beso Arcángel Mirón.
Me recordaste de soslayo la lectura más placentera del "Belver Yin", de Jesús Ferrero.
Gracias, Gilda guapa, por estas fugaces asociaciones con lo hondo.
Feliz felicidad.
Me gustan las historias de amor no-convencionales, o quizás mejor aún, las distintas formas que puede tener el amor.
También los finales felices, Maga!
Que los dioses te sean propicios!
Besazo mi Amiga! (aterrizando)
Muy interesante...
Y llegué viajando desde España al blog de otra argentina. Sus historias...interesantes; y el chiste del post anterior...una cagada de risa.
En mi blog los reyes dejaron regalos, si eres madre, abuela o amiga...te espero con los brazos abiertos!
Un abrazo!
Gilda, que buena historia, realmente.
Me encantan las historias y me satisface ampliamente haber descubierto tu blog.
Pongo proa hacia el lado de tu imaginación, es más que buen rumbo.
Besos como pétalos al aire...
El amor se abre paso allá donde se encuentre.
Fuxia, Gs, Navegante, bienvenidos.
Y apapachos a todos.
:)
Love is a many splendored thing...
Qué más podría decirte, Gilda,
de ese hermoso relato de amor,
del que ya no nos gusta hablar.
Pero, allí está, siempre ganador!
Linda forma de contarlo. Emotiva.
BB
El amor verdadero triunfa a pesar de todo. Como siempre digo, el amor, cuando sucede, es inevitable.
Hermosa historia. Feliz año nuevo, escritora.
Quería evitar decir que muchas veces me sentí como Zaira, imposiblemente enamorada de uno que es como si fuera eunuco. Quería evitarlo, pero no pude.
Perdón
Besacho para tu apapacho
relato muy bonito y exótico...con el ajetreo diario al que estamos sometidos , lo caro que está todo y la penuria de salarios, dan ganas de ser uno de ellos que no parcían tener grandes preocupaciones y encima se tenían el uno al otro...
un fuerte abrazo
De cuando yo era niño.
Dos sultanes: Tú como castras a los eunucos?
Yo los emasculo.
???
- Sencillo con dos piedras le revientas los testículos...
-Pero debe ser muy doloroso...
-Si, hay que tener cuidado no pillarse los dedos.
De: "Arab's renewed traditions"
Telaviv University Texts.
Yo lo encuentro precioso, de la delicadeza del jazmín. Tiene aroma suave y dulce,tiene brisa que mueve el corazón, tiene refugio y salvación.
Es eso de decirse que el amor, las miradas, amar y el encuentro son una sorpresa y un milagro en nuestras vidas.
No sé explicarlo mejor.
Inuits
BB: ¿Por qué no nos gusta hablar? No entendí...
:)
Apapachos a todos.
Porque pocos ya reconocen al amor,
cuando lo encuentran y persisten
en llamarlo relación, ecuentro,
aventura o simplemente, sexo.
BB
Es como el amor entre lesbianas. ¿Tiene que haber una penetración para que pueda ser completo el acto de amor?
Es tan dulce...
Tal vez los "Sultanes" son también "castrados" y no lo saben. Preciosa historia y bien escrita que demuestra que amar va mucho más allá de lo que piensan los "sultanes". Zaida y Farid lo convierten en un arte difícil de percibir por algunos.
Amor en estado puro. ¡Qué bonito! Adoro tus cuentos, angelito. Sintiendo así, nunca se puede ser medio hombre. Es bueno que haya finales felices de vez en cuando. Espero que los Reyes se acordaran mucho de ti. Besos y cuídate.
Insinua...
Ama...
Se siente...
Un abrazo
Es que realmente no tiene nada que ver amar con poseer (aunque a menudo se confundan).
Besos imposibles.
Y colorín, colorado... Un cuento genial, Gilda.
Feliz año.
Sublime historia y, sobre todo, gran lección para aquellos que no saben el verdadero significado de la palabra AMAR.
Por cierto, daría lo que fuera por acariciar a uno de esos tigres mansos.
Un abrazo.
Sherezade dixit; o podría haber dicho :)
Precioso cuento, Arcángel. Sentimientos que dejan en mantillas a esos otros que arrebatan y que se disuelven en un mar de confusiones.
Ningún amor es imposible, ni peor que otro.
Un abrazo fuerte, escritora.
Has dado con el verdadero QUID de la cuestión.
El sentimiento del amor es algo mas profundo que poseer y ser poseído.
Besos mi querida Gilda.
Por cierto le he dicho a Enriqueta que tiene un primo en Argentina y me ha dicho que le encantaria que le enviases alguna foto de él, jajaja.
BB: ahí entendí. :)
Mikel: recién te mandé dos fotos de Pepo, para Enriqueta.
:)
Apapachos a todos.
Hermoso cuento,como siempre tus letras me hacen retornar a tu espacio. Espero que este año nuevo te siga trayendo tanto talento.
Muchos besos
Con los años aprendes que la resignación es una forma de supervivencia; pero a los inconformistas nos cuesta resignarnos. Claro que siempre queda la ilusión de esa jubilación en compañía...
Como siempre, nena, cuento perfecto.
Beso.
No podría quedarme con el tema porque las historias de amor me dan un poco de escozor, sobre todo las imposibles. En este caso, me quedo con el exotismo y, sobre todo, con la atmósfera, que es inmejorable.
Un gusto volver a leerte. Que tengas un buen año. Un abrazo.
Exquisito. No sabes cuán de verdad veo en ese texto, más allá de la atmósfera de la história.
Dos personas que juntas consiguen ser mucho más felices que separadas.
Eso es una prueba que el amor va más allá del sexo. Se amaban por encima de las barreras, se amaban de una manera única.
Cada vez escribes mejor, cada vez estás más EN escritora :-)
Besitos para ti
qué tierno
siempre me extrañan los comentarios y ver lo que la gente percibe diferente, como cada uno lee un cuento diferente.
Precioso, Gilda.
Gracias, Gilda, por tan hermosa historia. Muchas veces me planteo, como tu creo que planteas en tu cuento, la esencia del auténtico amor entre hombre y mujer.
Un abrazo desde Cádiz.
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