24 enero, 2009

Amparo

Hace décadas, El Jacarandá le hacía honor a su nombre. Era un pueblo violeta y vivo, con árboles luminosos en cada esquina. La cantidad de habitantes no llegaba a las tres centenas, lo que convertía a El Jacarandá en una familia multitudinaria más que en un pueblo chico.
En algún punto nebuloso de la historia, el progreso comercial y fabril, que instalaba maquinarias modernas de futuro inminente y asfaltaba todas las calles excepto las del deslucido pueblo, el progreso tan útil y necesario como implacable, dejó atrás a la existencia modesta de los habitantes de El Jacarandá, y pronto sus rincones se transformaron en escenas del pasado, en fotos antiguas que nadie quiere mirar por temor a encontrarse con espectros y detalles ya sepultados. De gran familia, El Jacarandá transmutó en pueblo fanstasma, y descendió al olvido.
Amparo, la mujer más creyente de El Jacarandá, siguió esperando. Al margen de los demás lugareños, que pensaban que el pueblo estaba perdido para siempre, Amparo barría la vereda como si de verdad alguien fuera a llegar de visita. Barría concentrada, mirando el suelo, haciendo del barrido un ritual íntimo o tal vez un método para exorcizar sin dolor.
Mientras los otros habitantes dedicaban sus tardes a domir bajo los árboles, para enterrar así las horas muertas, Amparo intentaba desmitificar la apariencia inerte de El Jacarandá, porque creía que estaba a tiempo de evitar que lo aparente se hiciera real: plantaba semillas de damasco y olivo en la huerta de su casa, pastoreaba las vacas flacas con la fe puesta en verlas engordar, barnizaba con amor el cartel que decía Bienvenido y que estaba encastrado en las puertas del poblado. Amparo esperaba y trabajaba en la espera.

Una mañana nublada, un hombre entró a El Jacarandá. Caminaba encorvado y arrastraba los pies, levantando tierra seca en cada paso. Amparo lo percibió en el ladrido alerta de su perro, y sintió que su espera había llegado a su fin: algo nuevo sucedía en el pueblo. Fue a recibirlo a mitad del camino con una sonrisa de bienvenida barnizada en su rostro. El hombre se detuvo frente a ella y la miró.
- Vendo escobas, doña. ¿Necesita?
Ella creyó reconocer un pequeño milagro y dijo que sí, que le compraba cinco, mejor seis. Claro que Amparo deseaba reconocer milagros, y eso facilitaba todo encuentro.
- ¿Qué lo trae por acá? – le preguntó, esperanzada.
- Ya le dije. Vendo escobas.
Amparo sonrió con una sonrisa cómplice, como de quien guarda un secreto implícito. Le ofreció un vaso de agua que el forastero bebió con avidez de náufrago antes de marcharse por donde vino, con seis escobas menos.
A la mañana siguiente, Amparo salió a barrer la vereda en su rutina indestructible de espera confiada. Una vecina la notó más radiante que de costumbre, y le preguntó que qué había sucedido en ese pueblo muerto para generarle semejante luminosidad. Amparo esbozó una mueca de cándido triunfo y anunció:
- Tengo escoba nueva.

50 Comments:

Blogger TORO SALVAJE said...

Esas escobas eran la avanzadilla del progreso.

Besos.

24/1/09, 1:40 p. m.  
Blogger Inuit said...

Si uno no pone nuevas ilusiones y expectativas en la vida es porque no quiere. Cualquier cosilla puede alegrarnos el día y la imaginación. ¡Qué felicidad!, una escoba nueva,un juguete nuevo y todo por experimentar.
Inuits

24/1/09, 2:09 p. m.  
Blogger Lola said...

Es muy hermoso lo que escribiste, Arcángel. Una joyita por su calidad literaria y por lo bien que trasmitís una concepción de la vida. Salute!

24/1/09, 2:41 p. m.  
Blogger Susana Peiró said...

Optimista a ultranza!

Amparo bien podía manejar escobas o ejércitos, con ella la batalla jamás estará perdida... aún perdida.

Si nos fijamos bien, seguro estuvo y está, sosteniendo a la humanidad toda desde El Jacarandá!

Excelente Muñeca Brava!

:)

Te abrazo mi Amiga Querida!

24/1/09, 2:41 p. m.  
Blogger Juan Duque Oliva said...

Las escobas eran para las brujas, para las mujeres...

Está bien que esas escobas sea armas para cambiar el mundo.

Besos

24/1/09, 3:51 p. m.  
Blogger Seo said...

la esperanza es lo ultimo que se pierde y en este texto queda bien claro.me gusta lo de las escobas, pero sería muy largo para explicarlo aqui.

muchos besos

24/1/09, 4:20 p. m.  
Blogger LA CASA ENCENDIDA said...

No se puede perder la esperanza, si esta se acaba, todo se desrrumba. Además, empezar la tarea con una nueva escoba ya infunde una ilusión nueva, ¡como cuando estrenamos un vestido nuevo!
Bonito relato.
Besicos muchos.

24/1/09, 6:23 p. m.  
Blogger JuanMa said...

A pesar de hablar de la esperanza, me ha resultado muy triste...

Besos.

24/1/09, 9:02 p. m.  
Blogger ABRAXAS CADIZ said...

Amparo... la única que podría llamarse con propiedad ciudadana de Jacarandá.
La única con valor suficiente y paciencia activa.
La única que creyó en el milagro de la vida, y conservó su fé en su tierra...

24/1/09, 9:51 p. m.  
Blogger Clarice Baricco said...

Algo tienen las escobas.
Últimamente observo que en las tiendas de abarrotes de los pueblos, ponen las escobas a la vista para su venta.
Al leer tu relato, entiendo la razón del porque las ponen a la entrada.
Comprendo perfectamente a Amparo.
También por una escoba llega el amor. Te lo confirmo.

Me gustó.

Besos mi chica de las letras.

25/1/09, 2:54 a. m.  
Blogger Itzia, de cabello largo e ideas cortas said...

Que vida tan feliz debe ser conformarse con tan poco y con tanto a la vez.

25/1/09, 3:07 a. m.  
Blogger David said...

Qué lección la de Amparo.

25/1/09, 9:05 a. m.  
Blogger Raúl said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

25/1/09, 9:20 a. m.  
Blogger Raúl said...

Un cuento,... cómo lo llamaría yo,... muy sudamericano. Precioso.

25/1/09, 9:21 a. m.  
Blogger VYR said...

Anoche morí.

Es por ello que entierro mi blog, me entierro a mi misma.

Cual cenicienta, al tocar las doce, mi existencia bloguera desaparecerá para siempre. No sé si algún día podré resucitar. De momento, y ante mi necesidad de escribir haré uso de técnicas del pleistoceno, un boli y una libreta.

Ha sido un verdadero placer hacer uso de esta ventanita al mundo para ser un poco más yo, para reencontrarme y distanciarme de un mundo y de una gente que no me gustan.

Me quedo con las personas que he conocido a través de este medio, sois muchos, perdonar que no os "etiquete" pero os recordaré y os agradezco vuestros comentarios.

Sin más un saludo desde el más allá.

Vanessa León

25/1/09, 9:23 a. m.  
Blogger sarah said...

por aquí hablar de "escobas" suele tener un sentido doble por lo que el cuento también lo tendría...mejor no te digo cuál y lo dejo para la imaginación ...aunque con ese doble sentido quedaría simpático...sobre todo si las escobas"barren" mal...o ya no funcionan.
abrazos

25/1/09, 1:36 p. m.  
Blogger Arcángel Mirón said...

Susana: Amparo es una luchadora, una rescatista de causas perdidas. Hay una frase de Terry Pratchett que dice "el ingrediente vital del éxito es no saber que lo que intentas en imposible". Amparo es así.

Vanessa: Espero que todo mejore.

Apapachos a todos.

:)

25/1/09, 2:10 p. m.  
Blogger Shandy said...

Me asomaré a la ventana a ver si pasa algún forastero.

un abrazo

25/1/09, 9:55 p. m.  
Blogger Gi said...

Hay gente optimista hasta en lo imposible...eso se adquiere o viene con uno?
Besos

26/1/09, 12:35 a. m.  
Blogger Los viajes que no hice said...

Y ahora barro mejor.

26/1/09, 7:41 a. m.  
Blogger Soy ficción said...

Amparo es lo que todos deberíamos ser, al menos un poco, para no perder la esperanza, la ilusión la sonrisa! Amparo soy tu fan!

26/1/09, 8:24 a. m.  
Blogger Arcángel Mirón said...

Luz: supongo que viene con uno, y que tiene que ver con todo lo que forma parte de nuestra vida: cómo nos educaron, qué cosas vimos, etc. También creo, sin embargo, que puede aprenderse. Podemos hacer un click y empezar a mirar distinto.

:)

Apapachos a todos.

26/1/09, 10:28 a. m.  
Blogger Susana Peiró said...

Jajajajajá! Sí, por supuesto sé!

Apapachitos muchos!

:)

26/1/09, 10:45 a. m.  
Blogger Yana said...

Arcangel, me ha gustado muhco tu historia. Este blog es excelente asi que solo me resta decirte que continues obsequiandonos historias.

http://gymbrainstorming.blogspot.com/

26/1/09, 11:34 a. m.  
Blogger Dr.Mikel said...

Seguro que tan solo le invito a un vaso de agua??.
No se alargaria la invitación con un cafe y pastas, y ya que estas aqui te quedas a cenar, y después de cenar se tome una copita, y ya se sabe entre copita y copita una larga conversación plena de mensajes insinuantes.
Detras de esas sonrisas luminosas mañaneras, confundidas con una mueca alegre de satisfacción hay un buen revolcon querida Gilda.
Me manda Enriqueta un lenguetazo con cariño para Pepo.

26/1/09, 1:16 p. m.  
Blogger Carlos Frontera said...

La lectura de este cuento me ha supuesto una suerte de viaje literario-musical: recién al principio, me he visto paseando por Comala, casi esperaba ver aparecer a Pedro Páramo en cualquier momento; justo entonces irrumpe Amparo, y de pronto me he sorprendido tarareando Penélope, de Serrat, la dulce Penélope, con su bolso de piel marrón, esperando la llegada de un caminante; y cuando al fin aparece el caminante, Comala se transforma como por arte de magia en Macondo, adonde llegan feriantes y comerciantes vendiendo cosas inútiles -o de aparante inutilidad.
Tal como lo cuento, Gilda.

26/1/09, 1:36 p. m.  
Blogger Sandra Strikovsky (Strika) said...

Tu pueblo fantasma a mí también me recordó a Comala. Maravilloso relato. Y Amparo... ya quisiéramos muchos tener su optimismo.

Un beso

26/1/09, 2:17 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

La belleza de lo cotidiano. Una bonita historia, niña. Como todos tus escritos. ¿Todo bien al otro lado? Besos.

26/1/09, 8:15 p. m.  
Blogger Arcángel Mirón said...

Muchas gracias a todos.

:)

Apapacho!

27/1/09, 10:37 a. m.  
Blogger dany said...

es absolutamente necesaria una amparo en cada pueblo, la esperanza y la facilidad de ver milagros, logran cosas increibles...

27/1/09, 2:15 p. m.  
Blogger Sombras en el corazón said...

Esta claro que unos ven la botella medio llena y otros medio vacía :0)

Un abrazo

27/1/09, 3:40 p. m.  
Blogger Madame Vaudeville (Chus Álvarez) said...

Mi mamá se llamaba Amparo. Y mi abuelita... Grandes mujeres, como la protagonista y su ilusión.
Apapachos grandes

27/1/09, 6:13 p. m.  
Blogger NoSurrender said...

ya lo decían en París en el 68: la única manera de ser realistas es bucando lo imposible.

28/1/09, 10:47 a. m.  
Blogger Arcángel Mirón said...

Madame: me encanta el nombre Amparo. Y Consuelo. Y Concepción.

:)

Apapachos a todos!

28/1/09, 11:05 a. m.  
Blogger Ines said...

Es que a veces para cambiar el mundo solo hace falta una escobita nueva .
Besos

28/1/09, 2:09 p. m.  
Blogger El Doc 9 said...

Me gusta como escribis Gidla, como el nombre Amparo. Beso grande

28/1/09, 4:47 p. m.  
Blogger Trenzas said...

Nada muere si no lo dejamos morir por comisión u omisión.
La vida es nuestra si podemos comprar una escoba nueva de evz en cuando.
Precioso cuento, que me ayuda en este momento. Por eso, gracias.
Y apapachos, claro :)

28/1/09, 7:47 p. m.  
Blogger Marcelo said...

Ojo, las escobas pueden ser un arma. Y ella tiene varias!
Un beso

PD: Tu ruego está siendo atendido. En este momento estamos hablando con Hollywood para ver si podemos hacer un pequeño cambio en la historia. Pero ya basta. Vete de aquí, marginal!

28/1/09, 8:59 p. m.  
Blogger NuNú said...

Pequeños grandes triunfos, en mi vida me emocionan y yo no compraría 5 sino 10...

29/1/09, 9:41 a. m.  
Blogger Arcángel Mirón said...

Muchas gracias a todos.

:)

Marcelo, mi parlamento debería ser (a ver si lo recuerdo textualmente): "Eres una miserable... Luis Fernando es mío, marginal!".

Apapachos.

29/1/09, 11:16 a. m.  
Blogger gloria said...

Gilda este pueblo me ha traído antiguos recuerdos de polvo y sueños, pero dulces, muy dulces. Supongo que soy un poco como Amparo implorando que algo suceda, yo también deseo reconocer los milagros.
(¿has visto Big Fish verdad? pues El Jacarandá me gusta aún más que Espectro, creo que se llamaba así)
Un abrazo, Gilda.

29/1/09, 2:16 p. m.  
Blogger desde el fin del mundo said...

Arcángel

Te habia escrito una nota y la perdí...nada que hacer, tengo la idea, pero no sería lo mismo...

Siempre es grato leerte y reflexionar sobre lo que escribes. Sabes intento siempre leerte entre-lineas, para saber más de la escritora...locuras mías.

Saludos

29/1/09, 6:40 p. m.  
Blogger Ana Pedrero said...

Te adoro, Arcángel. Adoro la ternura de Amparo, adoro la sonrisa de hembra victoriosa con su nueva escoba.

¡¡Qué grande!!

Besos.

29/1/09, 8:00 p. m.  
Blogger Juanma said...

Querida Arcángel: Renuevo mi actividad bloguera con la ilusión de Amparo. Barriendo la ausencia del pasado y reapareciendo allá por donde las buenas letras se juntan para hacer poderosos relatos.
Soberbia como siempre.
Seguimos.
Abrazos.

¡ Salud !

29/1/09, 8:47 p. m.  
Blogger Arcángel Mirón said...

Gloria: no había relacionada a El Jacarandá con Spectre, aunque mi inconsciente seguramente sí, porque amo a esa película. Y alguna vez hablé de Spectre aquí, así que deduzco que en este cuento vos notaste algo que yo no. Eso me encanta.

Desde el fin del mundo: yo hago lo mismo, con los escritores que leo y conmigo misma.

:)

Apapachos a todos!

30/1/09, 12:25 p. m.  
Blogger Perséfone said...

Ojalá todos fuésemsos capaz de poner el mismo empeño y la misma ilusión en las cosas que hacemos (o deseamos hacer).

Admiro a esa mujer.

Un abrazo.

30/1/09, 5:47 p. m.  
Blogger Miss Morpheus said...

Qué poquito hace falta para reavivar la esperanza, para alimentarla, para barnizarla y que resplandezca como el primer día...

Como siempre, con tus maneras de alquimista, transformando lo anecdótico o trivial en lecturas que provocan sonrisas.

Un abrazo.

30/1/09, 6:41 p. m.  
Blogger FlOpaZ said...

la esperanza es lo ultimo que se pierde, no ?=)

Me encanto =)

30/1/09, 9:00 p. m.  
Blogger Arcángel Mirón said...

Muchas gracias a todos!

Apapachos.

:)

31/1/09, 12:15 p. m.  
Blogger Batsi said...

jajajaja, que bueno. También soy partidaria de que cualquier detallito que podamos "comprarnos" nos puede causar alegría. El detalle no sólo puede ser el comprarnos algo nuevo (y además barato) sino también en causarle una alegría a otra persona. Hay mil formas diarias en las que podemos hacernos un día mejor... pero tendemos a ser PESIMISTAS. Eso es ser humano.

4/2/09, 8:17 a. m.  

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