18 julio, 2007

Papel araña

Uno de los recuerdos más deprimentes de mi infancia es el kiosco de los gemelos. Lo deprimente no es un hecho puntual sino el kiosco en sí.
Era el kiosco-librería del barrio. Lo atendían dos hermanos gemelos, cuarentones y solterones, que trabajaban y respiraban vigilados por su madre, doña Benita, una anciana minúscula con voluntad faraónica y cabello blanco. Siempre creí que la vieja custodiaba la soledad de sus hijos como si se tratara de una gema preciosa.
El negocio era grande y pudo haber sido próspero. Pero era deprimente. No se cuál era el factor exacto que insinuaba miseria, ya que se trataba de gente relativamente querida por los vecinos y la mercadería no era mala. Siempre había algún hombre hablando de fútbol con los gemelos, y algún niño comprando útiles escolares. Recuerdo el balde con papeles para forrar que estaba en el mostrador de la derecha; yo siempre miraba por si acaso se les hubiera ocurrido retirar el (ya por entonces) antiquísimo papel araña y reemplazarlo por alguno con dibujos de flores o perritos o arco iris. Creo que mi esperanza nunca se vio recompensada.

Hay una escena que se me grabó para siempre.
Era verano, yo debía tener once o doce años y había ido al kiosco a comprar vaya uno a saber qué. Doña Benita quería que sus hijos la ayudaran a salir a la puerta para tomar el fresco del atardecer sentada en una silla playera, como hacía cada tarde. Sus hijos se negaban, la temperatura debía ser alta o simplemente tenían ganas de rebelarse, aunque más no sea, a un mandato de su madre.
- Beto, quiero ir a la puerta, Beto. Beto, quiero ir a la puerta. Beto. Beto.
- No, mamá, ya te dije que hace calor...
- ¡Calor, calor! ¿Dónde hace calor? ¡En tu culo hace calor!
No puedo explicar el asombro que me provocó escuchar semejante grosería por parte de esa mujer. Pasaron más de diez años y no me puedo sacar la escena de la cabeza.

Si fuera una novela de García Márquez, el kiosco sería ese negocio pueblerino que se hunde en su propia desolación hasta que un magnate extranjero apresura la fatalidad al invertir en las vías de un tren que debe tener estación en las instalaciones kiosqueras.
Pero no lo es, y me dijeron que un hombre compró el kiosco a un precio digno.
El otro día pasé por la puerta. Desde afuera se ve lindo.

16 Comments:

Blogger TEILLU said...

Si fuera una novela mía, los gemelos lo serían de padres diferentes... :)

Un besín, Gilda! Te sigo leyendo, aquí, en el frescor de la sombra!

18/7/07, 6:22 p. m.  
Blogger Lágrimas de Mar said...

lindo relato
me gusta visitarte
besos

lágrimas de mar

18/7/07, 6:31 p. m.  
Blogger MALEFICABOVARI said...

Vaya, parece que ese mostrador cobró colores que te pertenecían, me alegro, todo lo bonito te lo deseo de corazón. Y menuda historia, yo tpoco podría olvidar esa frase de esa mujer para mi maltratadora sicológica de sus hijos.... lo que hay que oir, y ver¡
TU SIGUE ASI DE INCORRUPTA, MOLASMUCHO, HOSTIAAAAAAAAAAA¡
APAPACHOSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS¡¡¡

18/7/07, 7:29 p. m.  
Blogger MentesSueltas said...

Sera que las cosas con el paso del tiempo (nuestro tiempo) las vemos distintas, las perdonamos un poco. Me parecio un relato hermoso, intimo y evocador...

Te abrazo

MentesSueltas

18/7/07, 9:43 p. m.  
Blogger Alma said...

No recuerdo el nombre de la madre de Dan y Den pero sí recuerdo el
olor de su tienda por dentro.

DTB

PD: Casualidades de la vida, gemelos y kioskos en tiempo y
espacio diferente.

19/7/07, 12:00 a. m.  
Blogger TORO SALVAJE said...

Lo extraordinario es que de un recuerdo así obtengas petróleo, me río de los magnates extranjeros, lo tuyo si que es una inversión altamente productiva.

Luego pensé que hay acontecimientos en la infancia que se quedan ahí fotografíados en la portada de nuestra memória, y no sabemos porqué, se mueren los recuerdos anteriores e incluso los posteriores pero esos permanecen ahí, invictos para siempre.

Tengo debilidad por tí lo reconozco de antemano, pero todo lo que he dicho de tu post es objetivo.

Ya hasta te recomiendo por ahí, éstoooooo un 10% me parece razonable cuando llegue el momento, jajajajaja.

No, no estoy deprimido por el post, está escrito con anterioridad a lo de mi cumpleaños, yo creo que más bien es una constatación no una tristeza.

No sabes como me refrescas la vida con lo que escribes Gilda.

Un besazo agradecido.

19/7/07, 2:31 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Casi todos los escritos sugieren algo. Éste me trae a la cabeza la palabra rancio

19/7/07, 5:24 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Siempre es un placer leerte, más con anécdotas tan jugosas como esta.
Un saludo!

19/7/07, 8:36 a. m.  
Blogger PuroHumo said...

Tu recuerdo me ha refrescado uno mio. Un par de ancianas que gestionaban un lóbrego y pequeño estanco cerca de casa, malhumoradas y mal aseadas siempre, de mala mirada perpétua... Eran como dos parcas míticas suministrando el vicio y la fortuna a una zona del pueblo. Todo el mundo se preguntaba como a esas dos señoras viejas, viejas en edad porque tenían mas de 80, y viejas de corazón porque debian tener mas de 1000 se les permitía seguir manteniendo una concesión del estado cuando se obligaba la jubilación a los 65 años. Murieron casi al únisono. Solo la muerte las separó de su estanco...

19/7/07, 1:12 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

En el relato se cambiaron los nombres para proteger a los inocentes (faltó Ricardo, el hermano mayor)

me encantó lo del petróleo...coincido con Torosalvaje

19/7/07, 2:27 p. m.  
Blogger Astilla said...

pude imaginarme todo.
A los gemelos, a la madre inquisidora, el quiosco y a ti de pequeña viendo de reojo al papel araña.
Mejoras a pasos agigantados, ya te lo he dicho tanto y muchas otras veces verdad? pero así es.
Si bien no es de García Márquez, el kiosco es digno de una esquina en un Macondo o en un París a verdes y sepias como el de Amelie.

Besos queridísima.

19/7/07, 2:53 p. m.  
Blogger Índigo said...

En mi infancia más tierna, en el camino del cole a casa, hay un establecimiento similar, aunque no había madre ni hermano gemelo; un hombre sólo, macilento y anticuado, receloso, al que el barrio llamaba, precisamente Pepico Miseria.
Saluditos

19/7/07, 5:27 p. m.  
Blogger Abel Granda said...

Me froto las manos de pensar que pronto tendré tiempo libre, y me acercaré a su casa para disfrutar de historias como esta. Lo hace Ud. muy bien, engancha a la primera, y al ser tan joven, la cosa toma cariz de prodigio. Gracias por el buen rato, y el papel araña.

21/7/07, 4:59 p. m.  
Blogger eSadElBlOg said...

Entra a compar papel de regalo, seguro que lo tienen de tigres alados

23/7/07, 3:49 p. m.  
Blogger Gloria said...

Buenisimo! Esas dulces viejitas castradoras deprimen a cualquiera, me dejas imaginando que paso con los gemelos, escribes tan bien. Un abrazo.

31/7/07, 9:59 a. m.  
Blogger BELMAR said...





"Entre Gitanos"

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6/8/07, 10:41 p. m.  

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