De fronteras y exclusiones
Siento, cada vez más, que la normalidad no es ni estática ni única.
Yo viajaba hacia mi trabajo, sentada en el último asiento doble del colectivo, al lado de la ventanilla. A diez cuadras de bajarme, alguien me tocó el hombro. Un hombre de más o menos cuarenta años, con la cabeza rapada y una boina beige.
- ¿Me dejarías el asiento, por favor? - yo ya me estaba parando, suponiendo que le había bajado la presión o algo así - Es que me pesa el bolso - y me señala un bolsito que llevaba en la mano.
Le dejé el asiento, convencida de que el hombre había decidido que, en todo el colectivo, yo era la persona con más cara de boluda. Se sentó y ahí pude ver que su boina estaba adornada con una cantidad exagerada de prendedores: The Beatles, Boca Juniors, El principito, una hoja de marihuana y demás motivos que ahora no recuerdo. Del bolsito sacó una Biblia y comenzó a leer con desesperación.
Esa misma tarde quedé en encontrarme con mi prima en la estación. Para hacer tiempo, me metí en un bar a comer algo. Saqué mi libro de turno y me volqué a él. Un par de minutos después, un hombre de sesenta años se sentó en la mesa de al lado y empezó a carraspear. Fuerte. Muy fuerte. Demasiado fuerte. Anormal. Llamó al mozo a los gritos. El mozo le pidió que no gritara, que molestaba a la gente, y le tomó el pedido. El hombre comió, volvió a carraspear subiendo el tono en cada carraspeo, volvió a gritarle al mozo, el mozo volvió a pedirle que baje la voz, le cobró y el hombre se fue.
Ya no se qué cosa es normal y qué cosa es principio de locura. No se cómo juzgarlo, si fijarme en esos detalles tal vez me convierte en una excéntrica más, una excéntrica que se obsesiona con detalles insignificantes.
Tal vez estoy del lado de afuera de algo que no logro entender.
Yo viajaba hacia mi trabajo, sentada en el último asiento doble del colectivo, al lado de la ventanilla. A diez cuadras de bajarme, alguien me tocó el hombro. Un hombre de más o menos cuarenta años, con la cabeza rapada y una boina beige.
- ¿Me dejarías el asiento, por favor? - yo ya me estaba parando, suponiendo que le había bajado la presión o algo así - Es que me pesa el bolso - y me señala un bolsito que llevaba en la mano.
Le dejé el asiento, convencida de que el hombre había decidido que, en todo el colectivo, yo era la persona con más cara de boluda. Se sentó y ahí pude ver que su boina estaba adornada con una cantidad exagerada de prendedores: The Beatles, Boca Juniors, El principito, una hoja de marihuana y demás motivos que ahora no recuerdo. Del bolsito sacó una Biblia y comenzó a leer con desesperación.
Esa misma tarde quedé en encontrarme con mi prima en la estación. Para hacer tiempo, me metí en un bar a comer algo. Saqué mi libro de turno y me volqué a él. Un par de minutos después, un hombre de sesenta años se sentó en la mesa de al lado y empezó a carraspear. Fuerte. Muy fuerte. Demasiado fuerte. Anormal. Llamó al mozo a los gritos. El mozo le pidió que no gritara, que molestaba a la gente, y le tomó el pedido. El hombre comió, volvió a carraspear subiendo el tono en cada carraspeo, volvió a gritarle al mozo, el mozo volvió a pedirle que baje la voz, le cobró y el hombre se fue.
Ya no se qué cosa es normal y qué cosa es principio de locura. No se cómo juzgarlo, si fijarme en esos detalles tal vez me convierte en una excéntrica más, una excéntrica que se obsesiona con detalles insignificantes.
Tal vez estoy del lado de afuera de algo que no logro entender.
25 Comments:
si yo te contara la de detalles "insignificantes" en los que me fijo... también me da por pensar que no puede ser normal... pero como dice un amigo mío, con la gente normal pasa como con el sentido común, que es el menos común de todos... no sé chica, entre el boina-fan y el carrasposo, fijarme no sé, pero reírme... besos
A veces pienso que, si tomamos la perspectiva adecuada, no debería parecernos más raro tu compañero de autobús que cualquier otro cuarentón que cada mañana de su vida se pone un traje para ir a una oficina. Raros somos todos ¿verdad? :)
Todos locos y los cuerdos en los manicomios... por cierto, los detalles son la salsa de un insulsa vida.
No eres una excéntrica. Fijarse en la gente y en las cosas, es una gran virtud, Gilda, nos enseña muchísimo. Entre otras cosas a entenderlas.
Cada vez hay más gente "anómala" en nuestras ciudades, algo en ella nos aliena. Pero como dice el dicho, de todo tiene que haber en este mundo...
Un beso, Gilda!
vamos, que el post sea un catálogo de frases típica que reivindican la locura!
Es interesante lo del tipo en el colectivo: ¿cómo no le va a pesar la biblia si en ella se encuentra la mismísima palabra de dios? A todos nos pesan los mandatos. Genial simbolismo.
Hay síntomas patognomónicos de distintas enfermedades mentales. De esa manera es más sencillo ver qué pasa con cada uno.
No, tu eres normal, las personas observadoras, siempre andamos buscándoles sentido a todas las cosas, simplemente, a veces no lo tienen, y otras, es tan estúpido el sentido, que es mejor ignorar las causas del pensamiento, y ceder ante la vida y quedar en standby. Pero desde luego, tu de boluda nada, el tío un jeta, vamos. Y el que carraspeaba, pues otro pirado. Aquí no hay raros... sólo personas que miran la vida por la mirilla de la puerta, por la ventana, por la calle... personas que estamos siempre demasiado atentas a todo... se llama: curiosas, observadoras, sangre que arde y demanda respuestas... en fin... que eres muy maja, niña, y de rara, nada¡
creo que te entiendo y me lo he planteado mil veces!
¿soy yo? ¿es que no se dan cuenta? ¿en otros países es igual? ¿cómo se le ocurre a éste? Y siempre la misma conclusión:"estamos todos locos!!!!".
Pero no, sabés que pasa? Hay poca capacidad "hotelera" en los manicomios, o mejor dicho, la cosa está mal repartida. Tendría que haber varios internados afuera, y encerrar a unos cuantos.
UY! ME VOLVÍ FASCISTA!
noooooo. no es fascismo.
es que estoy HARTA de tolerar la poca civilización de la gente (y digo gente: no es igual que persona).
que te vean la cara, como decís. Desde que no cedan el paso, no saludar en un ascensor, preguntarte cuánto ganás, porqué no tuviste hijos, hasta las más insólitas situaciones.
Sí. Algunos quedamos encerrados, afuera.
no pasa sólo por la capacidad de los manicomios. Hay ciertas locuras que son funcionales al sistema, entonces por eso no se los encierra a los "locos" y hasta se les da puesto ejecutivo en las oficinas. Un tipo que no tiene escrúpulos, que no tiene problemas en hacer cosas donde se maltrate, alguien que no tiene problemas en tomar decisiones en donde se ponga en juego la vida, es lo que comunmente se llama "Perverso". Clínicamente es un tipo de locura! pero estamos acostumbrados a ella, entonces esa locura no cuenta. En cambio se encierra al esquizofrénico o al parafrénico, que son mucho más dóciles e inofensivos.
El paranoico también pasa con perfil bajo, justamente, por cómo es la sociedad occidental: absolutamente miedosa y paranoica, por eso es que éstos también andan por ahí...aunque también es cierto que historicamente hablando siempre tuvieron perfil bajo.
O sea, lo que quiero decir es que lo "extraño" se dicta socialmente.
En toda película o libro hay personajes peculiares que le dan parte de sentido a la historia, al final nuestras vidas son como cuentos.
Si vieras la cantidad de "raros" que veo cada día, que ya lo doy por normal..el tipo de la boina supongo que vió tu intención de levantarte, porque si no..a santo de qué tu te levantas?..le he cogido antipatía ! :-)
Apapachos para ti
Todo depende de quién lo juzgue.
Tengo la impresión de que estamos llenos de rarezas, solo que no todos lo percibimos...
Un saludo, Arcángel
Ayer iba en el autobús con mi gorra beige y mi blblia en el bolsito, cuando me fijé en una boluda que me miraba muy raramente, intenté ser amable con ella pero fue inútil, se bajó inmediatamente y desapareció.
Mi hermano mayor, el de la tos seca, no el otro, me explicó que por la tarde le ocurrió otra anécdota parecida con otra boluda que vestía igual que la mía, él padece de carraspera crónica y de una sordera inmisericorde que le hace gritar sin darse cuenta, y se sintió bicho malmirado por ella.
Todo en la vida depende del color del cristal con que se mira.
Sí, se me fue la olla totalmente.
Hala, un beso.
Las fronteras no son el este o el oeste, el norte o el sur, sino allí donde el hombre se enfrenta a un hecho.
Hay algo en tu condición de arcángel mirón que se traluce. Te buscan como testigo de su testimonio de locura urbana.
Una espectadora de lujo que meneja las palabras como hilos e inmortaliza.
Besos
Musa Rella
Es que no hay nada que asuste mas que determinados atisbos de realidad...Pueden ser espeluznantes
No creo que ser observadora te convierta en una excéntrica. Observar acerca a la realidad. Y en la realidad, creo yo, tiene cabida la cordura y la locura.
¡Un beso!
Las 3musas dijo lo que hubiera dicho yo
Lo doy por dicho
En lo personal: en una sala de cine vacía se me sientan justo detrás y empiezan a "patear" el respaldo de mi asiento acomodándose permanentemente...Siempre!
Observar, fijarse en esas pequeñas cosas, en ademanes, situaciones, quehaceres, poses, caminantes... es uno de mis hobbys preferidos, indispensable para escribir, para crear personajes, para indultar nuestras propias extravagancias.
besos.
todo eso te ocurrio? leía la biblia con desesperacion? que loco che, es el libro que creo que leería con menos desesperacion de la tierra.
A temporadas, parece que el mundo está deformado. Nada encaja del todo bien, y queda una sensación de extrañeza...
En mi caso, no creo que sea yo (luego suele ajustarse al cabo de un tiempo).
He llegado a la conclusión de que son pequeños defectos de programación en Matrix...
Besos.
COMPLETAMENTE NORMAL PS!!! CREEME QUE SI ME CONOCIERAS YO SOY PEOR JEJEJEJEJE
BESOS
Nominada como una de las "7 maravillas de la blogsfera".
Apapachos
Lo que te tocó vivir sirvió para que escribieras, así que sigue observando detalles para que los hagas significantes.
Y volvámonos locas, jajaja.
Besos
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