El amo de llaves
Hoy voy a hablar de Horacio.
La noche que lo conocí, lucía su traje de escudo y lanza. Yo había ido a pasarla bien y a hacer amigos. Lo de pasarla bien tuve que dejarlo para otra ocasión: todos los que asistimos a esa reunión coincidimos en que fue digna de olvido. Por aburrimiento, curiosidad u olfato, fijé mi mirada (la que no es miope, la interna) en el muchacho de mirada marcial. No tenía cara de Horacio, pero se llamaba Horacio. Con la misma lógica, deduje que el hecho de que su actitud fuera intimidante no lo convertía obligatoriamente en inaccesible. Él se dio cuenta de que yo me había dado cuenta y nos caímos bien, aunque él lo disimuló y yo no.
Esto sucedió hace dos años y medio. Hoy, Horacio me es imprescindible.
Hay sitios, recovecos, rincones ocultos en el fondo de mi confianza a los que es muy difícil llegar.
Pero Horacio tiene una cualidad que admiro con profundidad, y que le da pase libre a mis lugares privados: no sólo no se sorprende con las cosas que encuentra allí, sino que las adivina antes de verlas. Tal vez no se sorprende porque las adivina, o tal vez es al revés, tal vez su capacidad clarividente es un premio por aceptar y respetar las geografías del otro. Y yo tengo la fortuna de ser ese otro.
Sabe el valor de la confianza y no juega con eso. Sabe usar su inteligencia racional, emocional y humorística, y gracias a eso no tengo la necesidad de demorarme en explicaciones tediosas. Si le ladro hoy no estoy de humor, él sabe.
En fin.
Si alguien quiere conocer rincones que yo me niego a compartir, puede ir a hablar con Horacio.
Él no hablará.
Porque él sabe.
La noche que lo conocí, lucía su traje de escudo y lanza. Yo había ido a pasarla bien y a hacer amigos. Lo de pasarla bien tuve que dejarlo para otra ocasión: todos los que asistimos a esa reunión coincidimos en que fue digna de olvido. Por aburrimiento, curiosidad u olfato, fijé mi mirada (la que no es miope, la interna) en el muchacho de mirada marcial. No tenía cara de Horacio, pero se llamaba Horacio. Con la misma lógica, deduje que el hecho de que su actitud fuera intimidante no lo convertía obligatoriamente en inaccesible. Él se dio cuenta de que yo me había dado cuenta y nos caímos bien, aunque él lo disimuló y yo no.
Esto sucedió hace dos años y medio. Hoy, Horacio me es imprescindible.
Hay sitios, recovecos, rincones ocultos en el fondo de mi confianza a los que es muy difícil llegar.
Pero Horacio tiene una cualidad que admiro con profundidad, y que le da pase libre a mis lugares privados: no sólo no se sorprende con las cosas que encuentra allí, sino que las adivina antes de verlas. Tal vez no se sorprende porque las adivina, o tal vez es al revés, tal vez su capacidad clarividente es un premio por aceptar y respetar las geografías del otro. Y yo tengo la fortuna de ser ese otro.
Sabe el valor de la confianza y no juega con eso. Sabe usar su inteligencia racional, emocional y humorística, y gracias a eso no tengo la necesidad de demorarme en explicaciones tediosas. Si le ladro hoy no estoy de humor, él sabe.
En fin.
Si alguien quiere conocer rincones que yo me niego a compartir, puede ir a hablar con Horacio.
Él no hablará.
Porque él sabe.
22 Comments:
Qué bueno es tener un Horacio así. A mí me gustaría mucho uno.
Un beso
Tengo la suerte de tener "Horacios" en mi vida y aunque sé que ya es bastante con uno yo soy así de "avaricioso" :)
Creo que además son imprescindibles, cómo pasar por la vida sin alguien que nos conozca realmente? Sería una pena.
Saludos.
Suerte?..será que tu te lo mereces, mi niña...;-)
Apapachos de alcachofa
Te invito al juego de las ocho cosas sobre ti, si te apetece pasa por mi blog.
lágrimas de mar
Yo quiero un Horacio así...
La gente que no tiene cara de su nombre, es muy buena la metafora. Interesante historia, reflexiva.
Dejo un abrazo
MentesSueltas
Bello! La capacidad clarividente como premio por no juzgar, que hermosa verdad. Creo que tienes un Horacio porque tu misma eres uno. Yo tengo dos y son imprecindibles. Un abrazo.
Un homenaje a lo íntimo.
Bonito, yo también quiero un Horacio :)
besos
Musa Rella
Brindo porque tengas un Horacio
besitos
Yo deseo encontrar a mi ente fantástico que se meta, ya tengo tres pero a ninguno amo. que se necesita?, prefiero aquel galante ingeniero, sencillo que sabe escuchar y entender. me da un poco de misterio que sólo asomarme y ver todo el jardín
Grande Horacio!
Quiero un Horacio para mi,que sepa...
Besos
Vivan los Horacios!
yo tengo cara de la Alicia de Carroll (eso es lo que me dicen)
Me he actualizado leyendo los posts que escribiste en mi ausencia, y tú sí que eres indispensable!
Besos
Lo malo de estas cosas es que -de cierta forma- obligan a actuar en función de ellas, porque es el camino para que el otro lo reconozca a uno como tal. Por esto es que sería más lógico, de acuerdo a lo escrito, que yo no contestara, o que contestara indiferentemente. Pero actuar de acuerdo a lo que se espera de uno tampoco es lo mejor, porque es una forma falsa de existencia; así que: gracias. Y ahora, contestando, me quedo a mitad de la paradoja...que es donde me encuentro siempre.
Imagino un Horacio libre y con un aire de luces de bala bien disparada
Uy!. El Horacio que ha respondido..es el Horacio "verdadero" de tu post?
Saludos de alcachofa
Yo quiero un Horacio en mi vida!!
Besos
Seguro que él se considera muy afortunado de tenerte a tí.
Debe ser un privilegio recíproco, disfrútalo.
Besos Gilda, me encanta llamarte Gilda, suerte tienes de que esté lejos si no te lo iba a gastar, a no ser que Horacio lo impidiera.
Rouge: sí, es así, tal cual lo imaginás.
Gwynette: sí, es el mismo que se pasea por acá.
Torazo: sí, se considera muy afortunado :) pero no va a impedirte nada, ya sabe que medís dos metros y que practicás natación (es decir: espalda ancha y fuerte) y ya dije que Horacio es inteligente. Jamás se batiría en duelo con vos :)
Apapachos a todos!!
Debo ir a conocerlo.
Abrazos.
Pues cuídalo, reina. Cuídalo, que el mercado está... imposible.
Muy bien contado.
Se venden en alguna parte??? Yo tb quiero uno, ya¡¡¡¡¡
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