Bálsamo con olor a café
Hoy el otoño empezó a mostrarse cruel, con crueldad de invierno.
Me vestí como para defenderme de algo; campera con corderito, bufanda de lana poderosa y un par de medias de viejo, grises y hasta la rodilla, que suelen ser objeto de críticas por parte de mi mamá. El truco funcionó, el frío quedó afuera. Hay, sin embargo, algo que nunca voy a poder excluir en días como hoy: el olor del aire helado.
Supongo que Jean Baptiste Grenouille sentiría que el aire matinal del invierno huele a cielo quemado. Y que ese olor duele.
Mientras pensaba en esto, notaba que otra vez iba a llegar temprano al trabajo. Padezco de una tendencia a la impuntualidad inversa que me hace parecer ansiosa y apurada. Decidí hacer tiempo en el bar de la zona, un bar esquinero y luminoso en el que apenas entré me sentí lugareña y no forastera. Abrí la puerta y olí café. Café esponjoso y vaporoso, dulzón y sanador. El sol tenía una guarida en todas las ventanas. Una mujer que tomaba café con leche sonrió al verme entrar con cara de confort increíble. Un hombre maravillosamente parecido a Ismael Serrano dejaba enfriar su taza mientras leía el diario con rigurosidad de ajedrecista. Todos parecían disfrutar de un momento de calma y soledad.
Me senté en una mesa junto a una ventana soleada y pedí un cortado.
Afuera quedó el frío.
Me vestí como para defenderme de algo; campera con corderito, bufanda de lana poderosa y un par de medias de viejo, grises y hasta la rodilla, que suelen ser objeto de críticas por parte de mi mamá. El truco funcionó, el frío quedó afuera. Hay, sin embargo, algo que nunca voy a poder excluir en días como hoy: el olor del aire helado.
Supongo que Jean Baptiste Grenouille sentiría que el aire matinal del invierno huele a cielo quemado. Y que ese olor duele.
Mientras pensaba en esto, notaba que otra vez iba a llegar temprano al trabajo. Padezco de una tendencia a la impuntualidad inversa que me hace parecer ansiosa y apurada. Decidí hacer tiempo en el bar de la zona, un bar esquinero y luminoso en el que apenas entré me sentí lugareña y no forastera. Abrí la puerta y olí café. Café esponjoso y vaporoso, dulzón y sanador. El sol tenía una guarida en todas las ventanas. Una mujer que tomaba café con leche sonrió al verme entrar con cara de confort increíble. Un hombre maravillosamente parecido a Ismael Serrano dejaba enfriar su taza mientras leía el diario con rigurosidad de ajedrecista. Todos parecían disfrutar de un momento de calma y soledad.
Me senté en una mesa junto a una ventana soleada y pedí un cortado.
Afuera quedó el frío.
27 Comments:
Afuera quedó ese olor que duele, ese dolor que, como amante, siempre anhelas volver a sentir.
Besines, Arcángel!
Gilda, que extrañas palabras leidas en esta primavera esplendorosa del hemisferio septentrional.
Besos
(desde aquí casi huelo ese café)
Para mi no son extrañas, hoy el frío se hizo piel en Buenos Aires, y a mi me fascina! TAmbién el café.
Besos
Y a nosotros esta tarde los primeros latigazos de calor empiezan a asustarnos.
Momentos como esos son los que ayudan a que las rutinas sean algo más llevaderas...
Por cierto lo que daría ahora por un café...
qué bien cuidas las palabras, el ritmo, la empatía. Desde este caluroso Madrid casi me haces poner la bufanda.
Pues sí niña, como decimos aquí: "ande yo caliente ríase la gente".
besotes niña
Es sorprendente como el olor del café te puede cambiar el estado de ánimo, a mí me ha ocurrido tantas veces y eso que nunca tomo café caliente. Visita mi blog
Qué lindo el refugio del café en invierno, pareciera que nos deriva a una estación temporal sólo para nuestro florecer.
Precioso relato, Arcángel!
Besos!!!
Posdata: lo has entendido mal,si el autor soy yo,pero no soy el protagonista del poema
besotes
Me pareció muy acojedor ...
Cariños de alcachofa
El frio, un café...
Y yo de vuelta de la calurosa y arida africa soñando con la brisa de primavera y un refresco de limón...
Un abrazo.
Despertarme con el olor del café... (es lo que acabo de hacer)
Como me gusta el invierno para poder entrar en un cafecito y tomarme algo caliente... un cappuccino... (como los voy a echar de menos)...
Todo refugio huele a café.
ahi que ver las curiosidades que tiene la vida y sobre todo la naturaleza...lo mismo que estás describiendo lo avandonamos nosotros hace tiempo...en estos momentos apetece más la algarabía que la soledad, aunque lo entiendo. Para mí el otoño es una época de recogimiento y nostalgia
en fin, que disfruteis del recién otoño, mientras nosotros disfrutamos del fin de la primavera y del esperado y ansiado verano...
un bs ;)
Realmente así es lo que has escrito: un bálsamo con olor a café. Dan ganas de sentir ese frío para luego despojarse de él de esta manera. :)
te he dejado una invitacion a un memé aun no tengo mcha idea de lo que es pero bueno te he elegido
besos
No puedo soportar el frio, y me encanta en café.
Un beso
Haces bien arcángel al abrigarte. me ocurre igual que a tí, soy muy puntual y tengo pavor al frio porque entra en mi alma a la par que en el cuerpo.
Suerte que puedes acudir a ese cafecito siempre que quieras.
Como te han dicho antes, aquí empieza esta semana a notarse el calor sofocante que parece que va a durar unos días.
Abrígate bien, cariño.
Me he visto en la puntual-acelerada
que luego gana un rato para disfrutar de un café.
Un saludo desde la primavera.
BUEN AROMA ESE, POR LO VISTO LO DEL MEMÉ NO SE MUCHO PERO SI TIENES QUE COGER PONER UNA FRASE CELEBRE O QUE TE IDENTIFIQUE, EXPLICAR UN POCO LO QUE ES EL MEMÉ Y ESCOGER A 5 PERSONAS QUE SIGAN LA CADENA, ES ALGO ASÍ AL MENOS L OQUE YO ENTENDÍ, YO LO DEL DARWIN SIMPLEMENTE LO COGÍ Y LO PEGÚE
ESEPRO TE SIRVA
BESOS
Qué post más plástico... En segundos he sentido frío y calor. Transmites muy bien los olores.
Patrick Suskind qué bien lo hizo también. La verdad es que El Perfume fue una novela que me hizo sentir repugnancia y el mejor olor del mundo. Aunque el final es extraño, ¿no crees?
P.D: La impuntualidad es una enfermedad contagiosa que también padezco.
Lo vi, lo vi con mis ojos y eso es todo un mérito. Que las palabras construyan imágenes en nuestro cerebro por sí mismas sin que tengamos que esforzarnos... Me quedo con algunas frases sin no te importa claro, que me impactaron...
"El sol tenía una guarida en todas las ventanas" "dejaba enfriar su taza mientras leía el diario con rigurosidad de ajedrecista"
1 beso am
Bonitos contrastes de palabras y sensaciones en ese micromundo. Afuera frío y dentro el calor. Vosotros buscando abrigo y nosotros destapándonos al sol. Ambos hemisferios intentando adaptarse al cambio de estación y aclimatarse. Al principio cuesta más, luego te acostumbras. Un beso desde el otro lado del espejo.
El bálsamo de café porteño. El otoño en su disfraz de invierno, con la cara pegada al cristal, contempla un arcángel mirón con medias grises y un cortado, cortando a medias el gris.
Me gustan tus postales humanas, las disfruto.
Besos
Musa Rella
Sentí el frío en la cara y el alivio que produce entrar a una guarida así.
Imaginé a Ismael Serrano (supongamos que fue él, supongamos), a la mujer que sonrió ocn tu sonrisa y hasta el vapor de tu cortado al dejarlo sobre la mesa.
Imaginé todo eso hoy el día más caluroso de esta semana, por aquí por el caribe ( 42 grados a la sombra).
Eres muy buena. No voy a cansarme de decirtelo por si se te olvida.
besos
Te veía vistiéndote con esas medias... y me hacía gracia que tu mamá te regañase, me hiciste volver al cole, y a las charlas de mas por las pintas...
Sabes qué? El frío, pensé en un primer momento que lo llevabas tu dentro, pero luego sentí que no, que era un sentimiento escogido en un segundo, que podías olvidarlo, que sí tu querías, lo quitabas de enmedio con cafés, diarios, o los ojos de Ismael Serrano en los de otro. Me alegro que tengas esa varita mágica, pocos la tienen. Y el frío, siempre afuera, siempre.
Bsssssssssssssssssss
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