El niño del traje gris
Soy del color de tu porvenir, me dijo el hombre del traje gris. No eres mi tipo, le contesté, y aquella tarde aprendí a correr. (Joaquín Sabina, Nacidos para perder).
La encuesta preguntaba: ¿qué es lo que más miedo le da al ver que su hijo pasa mucho tiempo frente a la computadora? Aparte de la obvia que hable con desconocidos, las opciones eran que descuide la escuela y que no tenga amigos. Y me sorprendí al ver que la opción más votada, luego de la primera, era la segunda. Es decir: los padres que participaron de la encuesta consideran más preocupante el hecho de que su hijo descuide la escuela que el hecho de que su hijo no tenga amigos.
Pienso que mi sorpresa tiene raíz en un motivo: no soporto a los niños que se las saben todas. Me angustian los nenes que sufren estrés de personas mayores. No encuentro ningún mérito en que un chico de ocho años sepa de memoria las capitales del mundo. Y me cae simpático el pibe que protesta antes de sentarse a estudiar.
Tal vez exagero, tal vez me estoy yendo a un extremo. Que los padres encuestados deseen tener un hijo diez (o nueve) no significa que no les importe la presunta soledad del retoño. Vamos (me digo), que no tienen por qué ser unos desalmados. Ocurre que veo esos programas de televisión en donde los chicos relatan sucesos históricos, dan una clase de geografía, o bailan reggaetón con profesionalidad pasmosamente adulta, y mi espanto se ve influenciado.
Yo conocí a una niña diez. No me refiero a que cada tanto se sacaba un diez, me refiero a que su actitud frente a la vida era de niña diez. Su familia así la había educado: en cualquier ámbito, un nueve era fracasar. Y juro que el día que yo tenga un hijo, preferiré que repita el año escolar antes que verlo estudiar matemática de primer grado como si se tratara de un doctorado en física cuántica. Si hablamos de situaciones más salubres, preferiré que se saque un siete y festeje el día del amigo, a que se saque un diez y se sienta solo.
El fracaso y la mediocridad son cosas de adultos. Y, como dice Dolina, “... más sabios son los pibes indoctos que observan con repugnancia los diálogos de los parientes bien educados”.
Niños, estudien lo justo y necesario, que para vivir estresados ya habrá tiempo.
La encuesta preguntaba: ¿qué es lo que más miedo le da al ver que su hijo pasa mucho tiempo frente a la computadora? Aparte de la obvia que hable con desconocidos, las opciones eran que descuide la escuela y que no tenga amigos. Y me sorprendí al ver que la opción más votada, luego de la primera, era la segunda. Es decir: los padres que participaron de la encuesta consideran más preocupante el hecho de que su hijo descuide la escuela que el hecho de que su hijo no tenga amigos.
Pienso que mi sorpresa tiene raíz en un motivo: no soporto a los niños que se las saben todas. Me angustian los nenes que sufren estrés de personas mayores. No encuentro ningún mérito en que un chico de ocho años sepa de memoria las capitales del mundo. Y me cae simpático el pibe que protesta antes de sentarse a estudiar.
Tal vez exagero, tal vez me estoy yendo a un extremo. Que los padres encuestados deseen tener un hijo diez (o nueve) no significa que no les importe la presunta soledad del retoño. Vamos (me digo), que no tienen por qué ser unos desalmados. Ocurre que veo esos programas de televisión en donde los chicos relatan sucesos históricos, dan una clase de geografía, o bailan reggaetón con profesionalidad pasmosamente adulta, y mi espanto se ve influenciado.
Yo conocí a una niña diez. No me refiero a que cada tanto se sacaba un diez, me refiero a que su actitud frente a la vida era de niña diez. Su familia así la había educado: en cualquier ámbito, un nueve era fracasar. Y juro que el día que yo tenga un hijo, preferiré que repita el año escolar antes que verlo estudiar matemática de primer grado como si se tratara de un doctorado en física cuántica. Si hablamos de situaciones más salubres, preferiré que se saque un siete y festeje el día del amigo, a que se saque un diez y se sienta solo.
El fracaso y la mediocridad son cosas de adultos. Y, como dice Dolina, “... más sabios son los pibes indoctos que observan con repugnancia los diálogos de los parientes bien educados”.
Niños, estudien lo justo y necesario, que para vivir estresados ya habrá tiempo.
45 Comments:
Soy del color de tu porvenir
Me dijo el hombre del traje gris;
no eres mi tipo, le contesté
y aquella tarde aprendí a correr.
Al pisar la estación
Le abrí la jaula a mi corazón.
Tras las montañas estaba el mar
La noche, el vértigo, la ciudad,
El mundo, a cambio de una canción,
me daba un plato, un beso, un colchón.
La única medalla que he ganado en la vida
Era de hojalata y decepción.
No tenía salida el callejón del cuartel
Para el desertor del batallón
De los nacidos para perder.
Prima del alma desnúdame
Del traje gris, de la multitud,
Devuélveme al camino del sur
Al país de la niñez
Donde uno y uno sumaban tres.
La única medalla que me ha dado la vida
En el escenario la gané.
No tenía salida el callejón del cuartel
Para el desertor del batallón
De los nacidos para perder.
(J. Sabina, Nacidos para perder).
¡Oh! Intentaré que mis hijos no entren por aquí en una temporada, digamos hasta que esta entrada se pierda por la cola del blog.
Válgame Dios, qué depravados consejos...
Claro, no le puedes robar la infancia a un niño para lucirlo por ahí como si fuera un perrito de concurso.
Después lo pagará con mil traumas.
Fijo.
Besos.
Digamos que conozco a alguien que coincidiría con Vos...punto por punto. Es probable que incluso, con la alegría de reconocer a una semejante, te invite una coca-cola...y te diga que su mami, piensa como Gilda y como él.
:) Te quiero mucho!
Te contesto con otra de Sabina: "como te digo una co(sa) te digo la o(tra)". Ambas preocupaciones no son incompatibles.
Vamos que no hay que sacar malas notas para tener amigos. Hay que hacer ambas cosas
Hola Gilda!
Soy de los que opina como vos, preferiría también que m hijo tuviera un 7 y tuviese amigos a no que tuviese todo 10 y no se relaccionara.
Tengo un hermano menor, de 14 años, y sé que no soy su padre, pero a veces me comporto como tal. Es una persona con muchos amigos y una vida social amplia pero ultimamente ha descuidado un poco el tema de los estudios y, sinceramente, si fuese mi hijo habría estado un mesecito sin salir de casa y aprendiéndose bien la materia en la que ha suspendido. Es importante la amistad (atento, siempre hablo de un niño de 14 años ya), pero los estudios para mí tienen algo más de peso a esta edad, porque un paso en falso puede ser determinante para que no siga adelante y no se pueda forjar un buen fututo.
Entonces...
¿Amigos? Si, pero aplicándose en los estudios.
Esa ha sido mi teoría siempre, me la apliqué yo solo, y a mí me h ido bien.
Besos!
.Gs.
P.D. Gracias por abrir el debate, se prevee interesante.
Los niños deben ser niños y vivir como tal. Debemos enseñarles a ser responsables, pero se adquiere poquito a poco y para llegar a ello, a veces deben repetir un curso o cometer errores. De los errores y de las equivocaciones aprendemos todos y por mucho que nos duela que un hijo se le vea que va camino de pegarse un calamochón, hay que dejarle darselo y estar allí para recoger el destrozo y esperar que sea lo menos doloroso posible. Pero el niño, debe vivir como tal.
Ay si te contara cuantas preocupaciones se tienen cuando se es madre, pero a mí tampoco me gustan los niños repipis.
Besicos muchos.
Sólo he sacado un diez en mi vida. Mi maestra de catalán un día vino a mi mesa y me dijo: Jennifer, si eres una alumna de diez, ¿por qué sacas un ocho? Al siguiente examen saqué un diez. Era sobre la lectura de un libro. Y ya creo que nunca más. Excepto los de Latín y Griego que, si lo tenías todo bien, un diez, si lo tenías todo mal, un cero. Eran de verbos. Y ya lo he olvidado todo.
No era una niña de diez y era una niña de ocho porque con escuchar en clase sacaba eso, un ocho, sin estudiar más. Y tuve amigos. Y tuve lo que quería, que era nadar.
Y ahora no tengo nada porque estoy más tiempo festejando el día del amigo, sin amigos, que estudiando. Pero soy muy feliz.
H. un día me contó que, la primera carta de amor que recibió en el colegio fue de una chica de su clase que no le gustaba y le llamó así, el hombre del trabje gris. Eran muy pequeños... qué buenos padres, los suyos, dándole Sabina, ¿no?
Un beso, Gilda querida.
Humm, si lo sabré yo que a los cuatro año me las sabía todas.
(Sabina, néctar para mis oídos)
Hank: soy un caso perdido.
Toro: ah! y también estoy en contra de la utilización de perros y/o demás animales para divertimento de los humanos! :)
Su: saludos a tu hijo. :)
Doctor Vitamorte: no entendí...
Gs: coincido. Igual yo no hablo de adolescentes, que ya saben cómo viene el tema de las responsabilidades, las causas y las consecuencias. Hablo de los nenes, que muchas veces son exigidos como si pudieran dar más de lo que en realidad pueden y deben dar. :)
Nani: también eso. Si un niño nunca se equivoca, si no se permite la equivocación, cuando finalmente lo haga se paralizará y no sabrá cómo actuar. Y eso es tristísimo.
Fusa: creo que nadie tiene tanto derecho a sacarse un ocho como una alumna diez: no tiene nada que demostrar. A mis hijos los haré escuchar a Sabina (si quieren, si quieren escuchar reggaetón tendré que soportarlo, aunque creo (¡espero!) que para esa época ya habrá pasado de moda). Te abrazo.
Carlos: ¿fuiste niño prodigio? ¡pobrecito!
:)
Apapachos a todos!
!quisiera ser niño de nuevo......lo seré cuando lo viva a través de mis hijos!
Esto me suena :)
Totalmente de acuerdo contigo.
Es tremendo ver como cada día nuestros pequeños están más tristes y estresados. Eso sí, con mil activiades extraescolares que les enseñan inglés, ajedrez, judo, manualidades...
¿Pero más listos? Realmente yo no lo creo.
Ahora también te digo que creo que existen un millar de actividades con las que entretenerse que me parecen mucho más sanas y divertidas que las nuevas tecnologías.
Un saludo.
hay padres que quieren cumplir sus propias expectativas a traves de sus hijos perfectos, superinteligente. prefiero un hijo con un grupo de amigos que un hijo inteligente que se sienta solo.
una entrada muy interesante
Estás muy Sabinera querida Gilda! jajajajajaj
estoy contigo... si hay un exceso de responsabilidad es algo que lo van a llevar de por vida, y la verdad es que no es tan importantes las notas :)
Besicos
Excelente !!
Será feliz siendo un 7 y sociable, que un 10 con vacios existenciales.
Besos.
Oscar: justamente creo que es eso lo que yo no haría; dejaría (o al menos lo intentaría) que hagan su vida, siguiendo sus propios deseos, no los míos. No les impondría actividades ni metas innecesarias, sólo porque a mí se me antojara. Un abrazo. :)
Sal: sí, es lo que te dije el otro día en tu blog. :)
Perséfone: claro. Me parece bien que hagan cosas fuera de la escuela, que estén en contacto con otros nenes, pero sin exagerar. También deberían tener tiempo libre para aburrirse un poco. :)
Seo: pienso como vos. Un abrazo. :)
Belén: las notas son importantes hasta cierto punto; es claro que no lo son todo. Y, de todos modos, no es lo mismo la inteligencia que la acumulación de conocimientos.
"Estoy" sabinera desde hace años. :)
Verbo: eso deseo. :)
Apapachos a todos!
Si la imperfección es lo mejor que tenemos!
Hay cosas que se aprenden sin notas y hay notas que no permiten otros aprendizajes
Besachos
Estoy de acuerdo contigo, pero lo cierto es que la mayoría de niños piensan en millones de cosas antes que ponerse a estudiar. Es difícil encontrar el equilibrio.
Por cierto, adoro a Sabina, me encanta esa canción :)
Un besote!
No puedo estar más de acuerdo contigo, Gilda. Una vez más.
Los niños diez parecen monstruos de feria. Besos
Uff, Arcángel, qué daño me ha hecho leer tu post.
Porque yo era una niña diez. Que bien niña se levantaba a las seis de la mañana a estudiar para un examen porque la tarde anterior la había pasado en el conservatorio estudiando piano y otras mil asignaturas. Cuya obligación en casa era traer sobresalientes y nunca notables. Siempre con el peso de la responsabilidad de tener que hacerlo todo bien. Un horror.
Así que, te aseguro que, de tener un hijo, jamás se me ocurriría educarlo de esa manera. Sé lo poco que se gana y lo mucho que se pierde con ello. Y lo que se pierde en esta etapa de la vida es prácticamente irrecuperable.
Un beso
Parece que estamos todos de acuerdo. No nos gustan los niños repipis...:)
Besitos
Estoy absolutamente de acuerdo con lo que dices.
Te saluda una niña diez (hasta el instituto, de ahí en adelante bajó un poco la media... jeje), y no fue por mis padres, que jamás me obligaron a nada, y tuve amigos, que aún conservo... pero entiendo lo que quieres decir, y estoy de acuerdo contigo.
Un beso enorme, Gilda.
Ay Gilda, estás describiendo mi infancia. Afortunadamente siempre queda la esperanza de que, con el tiempo y las enseñanzas que no están en los libros, el niño en algún momento despierte y cuelgue el traje gris en el armario.
Besos sabineros.
La luz: la imperfección nos dice quiénes somos. :)
Aída: es que justamente creo que eso está bien. Que el niño proteste y que luego lo haga. :)
Herman: gracias. :)
Antígona: gracias por contarlo. (De algo te sirvió: decís que si tenés un hijo, no lo educarías así; una vez leí, no sé dónde, que "la experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede"). :)
Gwynette: de acuerdo. :)
Paco: nada que discutir, entonces. :)
Gloria: no creo que sea lo mismo ser niña diez por naturaleza, que serlo por imposición. Todo lo natural (excepto los instintos criminales, je) debe ser bueno. :)
Lucy: creo que siempre se está a tiempo. :)
Apapachos a todos!
Yo no fuí niña de diez, pero tu prima sí. Pero creo que el punto está de cómo los padres traten a esos niños. El chiste es que esos niños brillantes se diviertan con la vida.
Total que yo no fuí niña de diez, pero eso sí, me divertí a más no poder.
Tu prima sí lo fue y su vida ha sido más divertida que nada.
Tu texto es reflexivo y cierto y habrá que mandarlo a las escuelas, ja!
Besos preciosa.
hay niños sabihondos a los que les echarías al mar con pesos en los pies, pero otros consiguen arrancarte una sonrisa ... Al final, es una cuestión de encanto.
Gilda,educar a un niño para que sea siempre diez no me parece un buen valor. Puede llevarle a la frustración y a una absurda competición con los demás.Siempre llegará alguien que pueda superarle. No se trata de educar en ser diez o "El Mejor". Se trata de ser lo mejor que tú puedas llegar a ser.
Hay valores que no se reflejan en las notas numéricas y que padres y maestros deberían tener en cuenta.
Gracias a todos por sus comentarios.
Es probable que esté unos días sin internet (se me quemó el módem), así que estaré un tanto ausente.
Apapachos a todos!
yo por eso estudio poco... por eso o por vago jjj
Ahora que vuelvo yo te vas tu, jaja.
El post me hizo pensar. Tengo un hermano en esa edad (me refiero a la edad de las computadoras son lo más y no necesito nada más) Es cierto que me preocupa que deje de lado la escuela, pero para eso ya estoy yo pendiente, en cambio en el tema de los amigos, ahí si que no podemos hacer nada, es él quien tiene que aprender que son necesarios, y buenos.
Sin tener con quien compartir, para que vivir (siempre alguien me decía eso cuando me encerraba en el cuarto, en la adolescencia) que razón tenía!
BEsos
Conozco yo al tío de uno - nunca son los padres, claro - que decía que en cuestión de calificaciones universitarias todo lo que fuera pasar del cinco, era tiempo perdido.
Si y no
Yo fui un chico de esos. Y deje de serlo un día
Y no podría asegurar que fue mejor si es que algo lo fue
Dichosos programas de niños repelentes el asco que dan
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Me gustó eso de que preferís que tu hijo se saque un siete y festeje el día del amigo. Lo festejo. Igual yo creo que un siete o un diez o un cinco es todo lo mismo. Tengo la intuición de que la educación tal como la conocemos es, para decirlo con un lenguaje a la altura de la cuestión, una puta mierda. No está mal saberse todos los ríos de Europa. Pero diría que es preocupante que el costo por saberlos (o por resistirse a saberlos) sea ir a la escuela. En todo caso, los ríos de Europa no son importantes: lo importante (¿o triste? ¿o preocupante) es formar parte de una escuela para la vida tal como quieren que la vida sea los que no se plantean demasiado cómo debería ser. Bueno, me estoy mareando y no sé si estoy siendo claro. En todo caso, quiero manifestar que lo peor que le pasó a mi educación fue la escuela primaria, la secundaria y la universidad.
No aguanto a Rodrigo Noya.
Sí señora...
Cada edad tiene sus características y, desde luego, las de la infancia no son el estrés y las responsabilidades extremas.
Que sean niños, ya habrá lugar de ser adultos.
¿Reggaetón? uh... :)
Un besazo
Bueno, creo q la escuela y sus resultados son mucho más fácilmente medibles y por ellos los padres le dan más importancia, tienen más de la mitad del trabajo hecho por profesores y exámenes, y eso les facilita lo q deben sentir hacia sus hijos. La amistad, la soledad, el estres... Todo eso necesita tiempo para sre valorado, y algún tipo de inteligencia y sensibilidad, y como sabrás de eso no abunda.
Muchas gracias a todos.
Apapachos!
La referencia a Sabina me encantó, pues es un referente para mí. Es una pena que le neguemos a los pequeños su derecho a ser niños. Muy bueno tu texto, para remover conciencias. Espero que estés muy bien, angelito. Cuídate mucho. Besos.
Supongo yo que en el punto medio, el equidistante entre los extremos, se encuentra el equilibrio de la cuestión.
El niño ideal podrá ser de 10, de 5, o de 11, llegado el caso, pero obviamente, deberá de seguir siendo y sintiendo como niño.
Yo tambien abogo y soy más de intelegencia emocional.
Bsos.
Muchas gracias a todos.
:)
Apapachos.
Lo peligroso, lo grave de la encuesta es que la opoción "obvia" sea "que hable con desconocidos"
para mí, lo obvio es que un niño normalmente constituído tiene amigos, una vida social rica, y en el seno de esa vida social rica y de esos amigos encuentra fácilmente recursos para protegerse de los "desconocidos"
Todo lo demás es sobreprotección, aprensiones que pueden devenir en profecías autocumplidas y mezquinos intereses comerciales que nos "venden" "como" educar a nuestros hijos con las mejores garantías.
Saludos
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