Candor y ceniza
El viejo vivía solo, al final de un pasillo. Tenía, adelante de su casa, un local que funcionaba como kiosco. Poco a poco se empezó a ver cómo los gitanos de a la vuelta lo visitaban, cada vez con más frecuencia (digo gitanos porque esa gente era como son los gitanos en el prejuicioso imaginario colectivo de los payos: amontonados, abundantes, con cara de ladrones y algo sucios). Se trataba de un matrimonio y una horda de hijos; la mujer era idéntica a la abuela desalmada de la cándida Eréndira. Con el paso del tiempo, los gitanos se mudaron a la casa del viejo: estaba tan solo, el pobre.
En esa época, el dandy del barrio comenzó a ser visto en compañía de los gitanos. El dandy era un hombre homosexual que, me contaron, de joven era hermoso, adinerado y elegante. Era joven y homosexual en el tiempo de la dictadura militar, cosa que no debe haber sido fácil para él. Y del dinero y de la elegancia lo despojaron los gitanos, pero no quiero adelantarme.
Decía que el dandy empezó a ser visto en compañía de los gitanos; quienes conocían el asunto contaban que los gitanos lo convencieron para que pasara un tiempo haciéndole compañía al viejo, a quien cada vez se lo veía menos por la calle. Si alguien preguntaba por él, la Abuela Desalmada contestaba
- Ya no sale, el pobre. Está viejo y cansado...
Y repetía eso hasta que nadie preguntó más nada. El dandy, entonces, se sumó a la gran familia que componían los gitanos y, tal vez, el viejo.
Pasaron los años y el dandy fue adquiriendo una mirada dura, de perro apaleado, de persona que ve más cosas de las tolerables. De lucir trajes exquisitos pasó a vestirse con ropa demasiado usada. Mientras el kiosco era pobremente atendido por los gitanos, el dandy se encargaba de ir y venir todo el día haciendo mandados y trámites. Se volvió más flaco, casi transparente, como si ni siquiera sobreviviera: se limitaba a no morir.
Murió hace poco, de enfermedad, cansancio, desesperanza o vaya uno a saber qué. Los gitanos siguen ahí, existiendo, mirando con ironía y malicia a quien pase por su vereda.
Me contaron que hace poco alguien pasó por ahí y miró hacia adentro del pasillo. El viejo estaba sentado, viejísimo y ceniciento, vestido con una camiseta harapienta.
Entonces los gitanos cerraron la puerta y nadie vio más nada.
En esa época, el dandy del barrio comenzó a ser visto en compañía de los gitanos. El dandy era un hombre homosexual que, me contaron, de joven era hermoso, adinerado y elegante. Era joven y homosexual en el tiempo de la dictadura militar, cosa que no debe haber sido fácil para él. Y del dinero y de la elegancia lo despojaron los gitanos, pero no quiero adelantarme.
Decía que el dandy empezó a ser visto en compañía de los gitanos; quienes conocían el asunto contaban que los gitanos lo convencieron para que pasara un tiempo haciéndole compañía al viejo, a quien cada vez se lo veía menos por la calle. Si alguien preguntaba por él, la Abuela Desalmada contestaba
- Ya no sale, el pobre. Está viejo y cansado...
Y repetía eso hasta que nadie preguntó más nada. El dandy, entonces, se sumó a la gran familia que componían los gitanos y, tal vez, el viejo.
Pasaron los años y el dandy fue adquiriendo una mirada dura, de perro apaleado, de persona que ve más cosas de las tolerables. De lucir trajes exquisitos pasó a vestirse con ropa demasiado usada. Mientras el kiosco era pobremente atendido por los gitanos, el dandy se encargaba de ir y venir todo el día haciendo mandados y trámites. Se volvió más flaco, casi transparente, como si ni siquiera sobreviviera: se limitaba a no morir.
Murió hace poco, de enfermedad, cansancio, desesperanza o vaya uno a saber qué. Los gitanos siguen ahí, existiendo, mirando con ironía y malicia a quien pase por su vereda.
Me contaron que hace poco alguien pasó por ahí y miró hacia adentro del pasillo. El viejo estaba sentado, viejísimo y ceniciento, vestido con una camiseta harapienta.
Entonces los gitanos cerraron la puerta y nadie vio más nada.
30 Comments:
En la boca del viejo todo lo bueno fue, y todo lo malo es.
un abrazo.
Quizá era un alma en pena. Uno nunca sabe con estas historias donde salen los gitanos a veredas que no son de tu territorio. Y el dandy, en lugar de seguir siendo dandy se convirtió en su único nexo con la calle, hasta que murió de flaco.
Emperatriz, siempre me dejas con "quiero más".
Placer de leerte!
Maya
Me encantó todo, pero el párrafo final me dejó huella. Está escrito tan lindo, tan dulce. Como dice "Maya"; me quedo con ganas de más. Gracias y besos cenicientos, como el viejito harapiento.
Yo creo que el viejo sabía lo que hacía... quizás la soledad le pesaba demasiado y eligió estar mal acompañado a solo??? Seguramente... muchas personas ejecutamos actos tan viles todos los días con tal de no vernos solos...
Bsazos, guapa¡
Y si, creo en el caso del viejo funciona el dicho "mejor mal acompañado que solo"... Pero bueno, muchas veces solo por temor a estar con uno mismo a solas, es que se busca estar con quien sea que acepte.
.. no me gustan los gitanos, ahora no es algo importante pero de niña me daban horror.. casi fobia siempre pense que me raptarian :(
Besos y sueños, cuidate.
Me encantó leerte así... tan sincera, tan dulce... es como si las palabras estuvieran ya, tatuadas en ti...
Feliz fin de semana
Hay solos que se hacen compañía entre si. Quizás fuera este el caso
Siento la indiscrecciomn de pedir el primer dia que te conozco...
igual ni me recuerdas , pero vamos que a mi me gusta dejar huella...
..Aunque sea hortogarfiCA!!...
Jejejejejej...
y la consegui , consegui a la Gilda generosa , dulce, llana, transparente, LUNATICA-como yO- , imperfecta....
y sincera.
Siento haberme sobrepasado el primer dia .
Permite comentar??
Basicamente el gitano ...
..segun el payo o lacro ....
es el transeunte que ya no va sucio , que no se amontona porque cuanto mas se esparce mas recoge y que en vez de trabajar tiene hijos para cobrar, no se casa , y tiene mas que el joven trabajador medio de apie.
El dandY ,,??
QUe tendrian , que lo llebaron.
No soy racista ...tan solo vivi entre ellos 18 años...tengo muchos recuerdos y viejos de esos en la menoria.
_______________________kroket
Precioso texto, Gilda.
He vuelto a leer los primeros párrafos de "La increíble y triste historia de la Cándida Eréndira
y su abuela desalmada"
Este escitor me tiene abducido. (y tú también :-)
A mi, la referencia a "la increíble y triste historia..." me ha evocado tanto, que me despisté en la lectura.
Qué buen título. Qué bueno, literalmente, porque el título ya es de aplauso, por sintético y expresivo. Y que bueno, figuradamente, porque "figúrate tú" lo bien que pude pasarlo cuando lo leí, al punto de su primera edición.
Volveré para leer tu texto con más atención, El Arcángel Mirón; pues a veces, ya sabes, hay árboles que no dejan ver el bosque.
Un beso.
Qué mal rollo de relato... y encima me parece que no lo he entendido. :-D
Pues pese a la mala fama que tengan tienen algo especial. Una forma tan curiosa de vivir la vida puede que a alguien le atraiga pero ¿Porqué al dandy homosexual?
Buen texto.
Besos.
Muy barojiano. Aunque en realidad es muy blascoibañesiano, porque Baroja copiaba a Blasco Ibáñez.
Una historia cruda como la vida misma, Arcángel. Por desgracia, los parásitos, las sanguijuelas, los aprovechados, no tienen raza ni condición. Están por todas partes, también vestidos de traje y corbata, tratando de chuparle la sangre a los cándidos y desfavorecidos, de sacar partido de las buenas intenciones de la gente. Mejor no toparse con ninguno de ellos. No siempre se los reconoce a la primera.
¡Un beso!
Qué miedo... ya me imaginaba en esa casa del lado de adentro.
Es como el inicio de una novela de terror psicológico, muy buen texto.
Te dejo un beso Gilda
Musa
Tus relatos tiene un algo de legendario y un tinte realista y de frescura que da por resultado un magnífico cóctel. Como siempre te felicito.
:)
Apereza en esta historia, de la que raspa como la lengua de un gato.
Cierto temos en la boca del estómago...
Me ha gustado mucho, cada vez un poquito más.
Gracias Gilda.
Linda cabecita, menuda suerte tuviste.
Besos.
no acabo de entender quien se aprovecha de quien? Todos de todos creo.
me gustó, lograste el clima.
Me hiciste acordar a una familia que vivía cerca de acá y tenía un kiosko en la casa.
no hay una sola manera de opinar...
son varias historias muy fuertes entrecruzadas: la soledad y "fragilidad" del anciano, la "fama" de los gitanos, y la muerte de un homosexual bizarro que aparece habiendo transitado una historia...complicada.
Me encantó la historia.
Creo que podés hacer tres de esta, y luego unirlas!!!!!
Bueno, yo no seré quien te haga trabajar para satisfacer la curiosidad q sembraste!!!
guau, Niñita!
Descubrí tu blog por medio de "Tokio ya no nos quiere" y me encanta. Mis más sinceras felicitaciones.
En cuanto a la historia, sólo decir que, quizá sea por el momento personal en el que vivo (abrazando con gusto cada segundo de mi soledad), nunca vendería mi soledad por nada a nadie, a veces es un regalo preciso y oportuno...también depende del momento claro, para mí ahora, la soledad es maravillosa y no quiero que se acabe nunca; otras veces me tiro de los pelos y me vendo también al primer grupo de gitanillos que me espere en la puerta (no me gustan esos momentos).
A veces algunos no se si por debilidad o porque somos animales sociales eligen estar mal acompañados que solos.
con esto no quiero generalizar a toda la etnia gitana, pero la gran mayoría son como una gran "solitaria", son parásitos que se alimentan de lo que invaden hasta que lo dejan seco; te meten en su mundo y te alejan del resto...
un kiss
Me encanto la historia. Cada uno paece buscase sus propios vampiros para evitar la soledad .
Precioso.
No conocia el cuento de Garcia Marquez .Gracias , un placer pasar por aqui
¡Qué agobio!
Es esa sensación de pérdida de la libertad, del libre albedrío...
Opresivo, Gilda.
Supongo que tampoco fue fácil ser gitano durante la dictadura militar. Realmente, pienso que no es fácil ser alguien, ser persona, ser íntegro ser... durante cualquier dictadura.
No es fácil ser difícil, no.
La leo jovencita. Siempre un placer.
Ya casi me conviertes en un gitano.
Abrazos.
Nadie se atreve a estudiar de quien descienden los fósiles, aunque más allá del pasillo se esconda un pozo de petróleo. Se pasa corriendo y sin mirar por delante de las puertas.
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