La estrella dorada
Si alguien me preguntaba cuándo nació mi fervor por la palabra escrita, yo contestaba que a los trece años, al leer por primera vez Cien años de soledad.
- No, Gilda, fue mucho antes. ¿No te acordás de la estrella dorada? - me dijo mi mamá. Yo pensé que es imposible que a los trece años exista un mucho antes, y le dije que no sabía de qué me estaba hablando. Mi mamá sacó de su guarida mi viejo cuaderno de primer grado de escuela primaria, y me hizo buscar la estrella dorada que la señorita Alicia me había puesto por un trabajo de narración: ella nos había contado un cuento titulado Negrito y Espuma, y luego nosotros tuvimos que narrarlo por escrito con nuestras propias palabras. Yo escribí:
"Aunque se conocian de potrillitos les daba verguenza acercarse: creian que por ser de distinto color no podian ser amigos. Entonces los dos tuvieron la misma idea, pintarse del color del otro. Pero no se reconocieron hasta que la lluvia los lavo y se encontraron bajo un techito los dos chorreando pintura. Por fin se saludaron.
Al tiempo se casaron y tuvieron un hijito todo negro como el padre con una hermosa estrella blanca como la madre".
Yo tenía seis años, cuatro meses y doce días. Ahora no sé si alegrarme al ver que a lo seis años escribía como ahora, acento más, acento menos, o desesperarme al ver que ahora sigo escribiendo como a los seis años.
- ¿Estás segura de que vos no me ayudaste? - le pregunté a mi mamá.
- Segurísima. Viniste a casa con la estrella dorada. Alicia le ponía la estrella dorada a los trabajos que consideraba fuera de lo común. Me dijo que de grande ibas a ser escritora.
Nunca fui una alumna modelo. Siempre tiré a lo mediocre (acá debo decir que la mediocridad está subestimada: teniendo en cuenta que un ser humano no puede ser cien por ciento genio, la mediocridad es bastante aceptable en esos casos en que la perfección no está a nuestro alcance. ¿O prefieren el fracaso absoluto?). Mis conocimientos de matemática eran básicos, aprobaba geografía cuando estudiaba los mapas de memoria, y mi dominio del inglés se limitaba (se limita) a traducir a la perfección la oración the pencil is blue. Pasaba las tardes de verano cortando hojas y flores en trozos minúsculos para ahorrarle el trabajo a las hormigas, y en las tardes de invierno jugaba a ser Susana Giménez.
Volví a leer la historia de Negrito y Espuma. Acerqué mi boca a la estrella dorada pegada en el cuaderno y le susurré
- ¿Sos, acaso, mi estrella guía?
Todavía no me contestó.
- No, Gilda, fue mucho antes. ¿No te acordás de la estrella dorada? - me dijo mi mamá. Yo pensé que es imposible que a los trece años exista un mucho antes, y le dije que no sabía de qué me estaba hablando. Mi mamá sacó de su guarida mi viejo cuaderno de primer grado de escuela primaria, y me hizo buscar la estrella dorada que la señorita Alicia me había puesto por un trabajo de narración: ella nos había contado un cuento titulado Negrito y Espuma, y luego nosotros tuvimos que narrarlo por escrito con nuestras propias palabras. Yo escribí:
"Aunque se conocian de potrillitos les daba verguenza acercarse: creian que por ser de distinto color no podian ser amigos. Entonces los dos tuvieron la misma idea, pintarse del color del otro. Pero no se reconocieron hasta que la lluvia los lavo y se encontraron bajo un techito los dos chorreando pintura. Por fin se saludaron.
Al tiempo se casaron y tuvieron un hijito todo negro como el padre con una hermosa estrella blanca como la madre".
Yo tenía seis años, cuatro meses y doce días. Ahora no sé si alegrarme al ver que a lo seis años escribía como ahora, acento más, acento menos, o desesperarme al ver que ahora sigo escribiendo como a los seis años.
- ¿Estás segura de que vos no me ayudaste? - le pregunté a mi mamá.
- Segurísima. Viniste a casa con la estrella dorada. Alicia le ponía la estrella dorada a los trabajos que consideraba fuera de lo común. Me dijo que de grande ibas a ser escritora.
Nunca fui una alumna modelo. Siempre tiré a lo mediocre (acá debo decir que la mediocridad está subestimada: teniendo en cuenta que un ser humano no puede ser cien por ciento genio, la mediocridad es bastante aceptable en esos casos en que la perfección no está a nuestro alcance. ¿O prefieren el fracaso absoluto?). Mis conocimientos de matemática eran básicos, aprobaba geografía cuando estudiaba los mapas de memoria, y mi dominio del inglés se limitaba (se limita) a traducir a la perfección la oración the pencil is blue. Pasaba las tardes de verano cortando hojas y flores en trozos minúsculos para ahorrarle el trabajo a las hormigas, y en las tardes de invierno jugaba a ser Susana Giménez.
Volví a leer la historia de Negrito y Espuma. Acerqué mi boca a la estrella dorada pegada en el cuaderno y le susurré
- ¿Sos, acaso, mi estrella guía?
Todavía no me contestó.
60 Comments:
Ya prometias niña .
Un besazo
Tengo un librito hecho a mano de mis seis años. Ni el título ni el contenido alcanzan a las reflexiones de tu texto. Imagina, se llamaba La tortuga y sus amiguitos ;)
A los ocho, llegó la etapa truculenta, con "Los asesinos de Landerss". Pero eso es otra historia.
Prometías, si. Y siéntete orgullosa de haber llegado a ser lo que prometías, una escritora.
Sí, sí. Totalmente identificada con vos. Desde muy chica escribo. Me gustó mucho tu "confesión". Y no te hagas tantas preguntas. Escribís excelentemente. Sos una gran escritora.
Besos!!
..pues al final me pareciste Mafalda preguntando inquisitivamente a la estrella.
Auroras desde el otro lado del charco
Creo que lo que cuentas es algo muy bueno: aún conservas la pureza que sólo se tiene de niño. Negrito y Espuma era, no para una, sino para cinco estrellas.
:-)
No puedo leer posts así, me disuelvo irremediablemente, te imagino volviendo a casa con tu estrella, que bonito.
Ya apuntabas bien.
Besos.
'Pasaba las tardes de verano cortando hojas y flores en trozos minúsculos para ahorrarle el trabajo a las hormigas' ... nunca la mediocridad tuvo tintes tan geniales
sin duda, tú eres la estrella dorada
un beso... :)
...yo guardo un libro de lectura y escritura que mi padre nos ponía en verano a mi hermana y a mi para hacer....creo que eso y la debilidad de mi padre por la lectura....es lo que me arrastró a leer y escribir...
Preciosa anécdota...
:)
bonito cuento, por las palabras y por la esencia.
Anda que apuntabas maneras... Yo escribí mi primer cuento antes de empezar el cole, a los cuatro años. Mi madre aún lo guarda, para mi desdicha, porque era HO-RRO-RO-SO...
Nada que ver con la historia de Negrito y Espuma...
No se necesitaba tener un sexto sentido para darse cuenta de que ibas a ser escritora.
Qué bueno que esa estrellita dorada haya iluminado tu camino.
Un abrazo gigante.
jajajaj Jugabas a ser Susana Giménez? Hay gente que nace, no se hace.
Diabliya: sí, y mi hermana era la Coneja.
:)
Apapachos a todos.
Mi primer libro creo que fue alguno de los cinco... jo como me gustaban!
me gustó tu anécdota, muy tierna, como siempre :)
Besicos
A mí me haría ilusión pensar que escribo como tú a los seis años...
Besos con Arco Iris.
Pues a seguir para adelante, ya se ve que tenías muy claro el camino que deseabas tomar. Y lo haces muy bien.
Un beso
Me encanta como escribes...desde que escribes.
Yo intento hacerlo constantemente, escribir digo, y casi nunca consigo hacer algo que merezca realmente la pena. Aún así sigo, con mi particular catarsis autoconstructiva.
besos estrellita
Sí, Gil, es tu estrella guía, y es la estrella de tu varita, porque es increíble como de lo más simple, desplegás magia
Picasso dixit: "a los 12 años pintaba como Rafael, pero me llevó toda una vida aprender a pintar como un niño" Bienvenido sea reconocerte en las letras dela niña que fuiste.
the pencil is blue
JAAAAAAAAAAAAAAAAAAJAJAJAJAJA...
Bueno, que suerte tener un recurdo tangible que pueda significar el principio de todo.
Una estrella bien merecida, no habia tanta mediocridad despues de todo.
Mediocre en mates, puede, pero en nada más.
El libro de García Márquez lo vuelvo a leer cada tres o cuatro años y en cada lectura me sorprende de nuevo. (releer es un palabro de espanto)
Supongo que entre la mediocridad y el genio hay un enorme trecho y ahí cabemos unos cuantos.
Mi necesidad de escribir empezó recién, hasta ahora sólo escribí facturas y presupuestos y supongo que se nota. Lo tuyo en cambio es casi de nacimiento y bien que lo demuestras.
De raza le viene al galgo, querida Gilda.
Perdón pero me he visto reflejado, eso sí, sin estrella.
Escribe cuando te conteste...
saludos y salud
Pero qué precocidad.
Me ha encantado, querida arcángel.
Yo aprendí a leer bastante pronto, antes que los demás y con los cuentos que tenía en casa y la ayuda de mi madre; tú ya apuntabas maneras de pequeña...y tu madre se siente la más orgullosa del mundo, con razón :)
Besicos
Yo hacía los diálogos de obras de teatro que serían representadas en la escuela, escribía poemas y cartas de amor por encargo, hacía los discursos de fin de año... En fín, me lo tomaba en serio. Más que ahora.
Gracias a esa práctica incipiente le doy un sentido a mi vida cuando esta no significa nada. Le debo a la literatura no haberme muerto de pena y aburrimiento.
Me encanta tu humanidad, Gilda. No pierdas la estrella de vista (seguís teniendo la pureza de los seis años y eso es impresionante).
besos,
musa
Me enterneció tu relato!
Creo que los escritores de raza, tienen consciencia de muchas cosas, menos de sí mismos.
Seguramente esa estrella, es reflejo de la verdadera, la que está muy adentro tuyo!
Te abrazo Escritora!
Musa: Truman Capote escribió, en algún momento: "las palabras me han salvado siempre de la tristeza". Es eso, y es mucho más que eso, y vos lo sabés. Tenés una escritura privilegiada.
Apapachos a todos.
:)
Buscando blogs con "estrella",topo con el tuyo a raíz de un comentario en el de mi buen amigo Rául. ( EL ALMA DIFUSA )
Me encantó toparme con tu estrella y con tu estupenda pluma.
Escribes bién bonito, compañera.
¡ Salud !
Me recordaste a una canción de Leonard Cohen que dice "le pregunté a Hank Williams, ¿se está muy sólo ahí arriba? Hank Williams no ha respondido todavía".
Luego decía: "pero le oigo toser todas las noches".
Un texto entrañable y que me hizo recordar, pues parece que tenemos caminos paralelos.
Yo también imaginé cuentos de niño. En mi caso no los escribía, sino que se los contaba a mi hermano pequeño para que se durmiera por las noches y lo conseguía.
La mediocridad está bastante lejos de tus orillas. Sin duda, tu estrella dorada es más que merecida y te guiará bien.
Un beso muy fuerte.
pues si consigues no contaminarte y escribir como a los seis años....
eso es genialidad....
besos y persevera, que ya ves que tienes fans y nunca lo hubieras pensado....
abrazo
Siempre leo dos o tres veces lo que relatas. Y cada una de ellas encuentro algo que me gusta más que la primera vez que lo hice. Tienes una estrella dorada. De eso no hay duda. ¡Qué bonito lo dices!
Un beso, corazón.
y nosotros te disfrutamos
besotes
Yo pienso que claro que es tu estrella guia.... imaginate fue tu primer escrito, y fua premiado... yo creo que tu maestra no se confundio eres una excelente escritora...
Besitos !
Me has hecho llorar. Mucho.
Esa estrella dorada más que guía fue un presagio. Qué lindo recuerdo. Sin duda tenés un gran don. Besos.
Lo admirable no es que existan las estrellas sino nos hayamos podido dar cuenta de su existencia.
¡Qué bonito! De verdad.
Muchas gracias por tu visita y comentario.
Saludos.
Seguimos leyéndonos... :)
Madre mía, la proyección está clara. Si antes escribías de esa manera, y ahora lo haces de este modo, tienes tinta para rato!!!
Saludos!!!
Lo tuyo viene de hace años, hija.
Sigue así, preciosa.
Es un cuento excelente. Te tienes que sentir dichosa :) y escritora
Besos
La estrella dorada, es la que te ilumina hoy en día para que publiques estas joyas que cobran más importancia cuando salen a la luz. Seguro tiene su valor saber que solo tenías 6 años, pero la magia aún la conservas.
Tu estrella te contesta cada día en el que posteas o simplemente escribes sobre un papel que va a parar a la basura. Tu estrella dorada, definitivamente, es tu guía!!
Un abrazo más que apretado!!
Sil.*
"soy tu estrella guía, Emperatriz".
Si no me recibes con la estrellita dorada en la frente cuando vaya para allá no te voy a reconocer...así que anda lustrándola.
Besos,
Maya
En fin, Gilda, me has hecho mirar a mi imposible más atrás. He rebuscado en los desvanes donde ya no hay memoria, sólo conjetura, y no he encontrado nada aún. El comienzo no tiene principios, sino encuentros. Algunos no son más que asombro (los tuyos no).
Abrazos
Me ha encantado esta historia, Gilda. Es tan entrañable. Es muy original el cuento de la estrella dorada. Qué importa si entonces escribías como ahora o ahora escribes como entonces... es genial tiempo atrás o adelante.
Yo entro también en las alumnas medio mediocres... exactamente esa descripción que has hecho. Ni más mediocre ni menos.
Un abrazo.
the pencil is blue...
JAAAAAAAAAAAAAAJAJA!!!!
A veces lo que pasa con el alumnado mediocre es que son alumnos donde tienen claro las prioridades...
;-)
Gracias por pasarte por mi homenaje a Ismael Serrano. Me hizo mucha ilusión verte por mi blog. Como dices, es una religión y nosotros sus fieles.
Siempre aciertas con las expresiones, pero por eso mismo eres tan buena en esto de escribir.
Un beso fuerte y espero con impaciencia tu próxima historia. Cuídate.
Supongo que ya desde muy niños, Arcángel, llevamos con nosotros lo que acabaremos siendo de adultos.
Recuerdo que siendo yo también bastante pequeña, la profesora nos pidió que hiciéramos un cuento o una redacción que tuviera que ver con el mar. Mientras mis compañeritas narraban sus últimas peripecias en la playa, yo me inventé una tétrica historia protagonizada por una niña que, huyendo de algo así como una invasión de extraterrestres -algo extraño, no lo recuerdo bien- se adentraba poco a poco en el mar sabiendo que en él, en la muerte que éste le procuraría, encontraría su único amigo y refugio frente al sufrimiento. Me da risa imaginar la cara que se le quedaría a la profe cuando lo leyera :)
¿Cuántas veces he hablado yo en mi blog de la muerte y el dolor? Muchas, demasiadas incluso. Son temas que aún me obsesionan. Desde entonces
Serás escritora. Ya eres escritora. Pero no habrá estrella que te guíe, Arcángel. Tú habrás de ser tu propia estrella.
Se borró recién mi coment.
Empiezo de nuevo: Nunca había pensado así la mediocridad, me parece una posición muy interesante: tolerar ese grado de mediocridad, para poder aspirar a la excelencia...
No es tu caso lo del fracaso absoluto, ni cerca... Ésa u otra estrella te ilumina, ya me contaron que REALMENTE SOS UN SER LUMINOSO.
Te dejo mil besotes, Gilda, ahora vos ya sabiendo (shhh) una partecita más de mí.
Escribiendo como escribes no me parece que necesites estrellas doradas.
O quizá la respuesta de la estrella guía era sí, aunque no lo escucharas.
Es tierno reencontrarse de ese modo con el pasado y ver como todo te empujaba a lo que eres ahora. Era una bonita historia, conmovedora! Tanto la imaginaria como la real.
Un beso
Ni te contestará
pero el cuento es cojonudo, eso si.
dichosas palabras que de niños aún sabemos
La tinta corre por tus venas Gilda. Sólo hay que leerte para degustarte y sentir placer.
besos,
Yo creo que en el vientre materno, ya planeabas que escribirias acerca de aquella oscuridad tan acogedora y el silencio balsámico de la gestación.
Se nota, querida amiga, se nota que naciste con un lápiz entre los dedos.
Lo tuyo es arte. Y eso no se hace, se NACE.
Agatha Blue*
Naciste escritora, no hay duda.
...Victor...
Arcángel:
Escribías mejor que mis alumnos de 18 años en la universidad. Ansío, entre tantos desastres de expresión, una escritura limpia, fluída, tocada por la inocencia de tu escrito.
Besos
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